La Iglesia de Roma, al afirmar que la vida comienza en el “mismo momento de la concepción”, está acusando a Dios de “favorecer el aborto”.

El embarazo es un evento de Dios que como dador de la vida nos habla con los “actos naturales”, con ellos nos revela “su diseño”, voluntad y pensamiento.

Las estadísticas revelan que más del 50% de los abortos ocurren “comenzada la vida”, en los primeros días de la concepción, del embarazo. Son abortos “espontáneos” y naturales tempranos que ocurren “sin la intervención humana”, hechos que suceden en los “territorios de Dios”, en lo más íntimo y misterioso del “templo de la vida” sagrada, la naturaleza, la voluntad universal, donde la omnipotencia y la perfección del Dios personal “interventor” queda manifestada.

Pero no nos sorprendamos de sus contradicciones y delitos. La “moral” de Dios es la más inmoral y permisiva de todas, mientras nos enrostra los pecados es capaz de cometer barbaridades. Nos habla por la boca de su Iglesia y nos dice ser enemigo del aborto, sin embargo los practica calladamente en su laboratorio sagrado, la naturaleza.

Aun así, ante estas evidencias sus temerosos esclavos incondicionales clericales no se atreven a decir esta verdad y enrostrarle sus resbalones, culparlo del 50 % de los abortos que se producen a causa de sus yerros, por el contrario creen en su infinita perfección y lo declaran “Diseñador inteligente”. Es comprensible su defensa: el clero vive de Dios y no deben desacreditarlo, irónicamente son sus protectores.

Para la Iglesia Romana, Dios, a pesar de las evidencias de sus yerros, es el único pendejo en este mundo incapaz de equivocarse. Todas sus estupideces le resultan justificables y graciosas. Basta recordar el terremoto de Haití donde miles de inocentes sufrieron y murieron a causa de la acechanza asesina que impera en la naturaleza que creó y nos lega. Sería muy larga mencionar la lista de sus delitos y asesinatos, los descritos en el Viejo Testamento.

Y no lo afirmamos nosotros: la vida, el embarazo de una mujer es un acto de Dios, un “acto milagroso” que se atribuye el propio Dios en la Biblia:

"Antes de haberte formado Yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado" (Jeremías 1,5).

De manera que nuestras mujeres, acosadas por la Iglesia “moralizante”, deben sentirse tranquilas:

Los “abortos de Dios” son más numerosos y brutales. Son millones los abortos “espontáneos” de mujeres que rechazan la vida incipiente de sus vientres por la voluntad de un Dios todopoderoso que ha decidido provocarlos. Pero es la “voluntad de Dios” y debemos permanecer callados.

Pero Dios no lo puede negar, Él mismo se confiesa:

“¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre"(Mateo 10:29)

¡El que esté libre de pecados que tire la primera piedra! Él que todo lo sabe y puede , como “diseñador inteligente” decide cada día convertirse en el mayor asesino interrumpiendo el embarazo de millones de mujeres después de haber hecho latir la vida de un niño en sus vientres.

Desprovistos de bases teológicas firmes y razones, el beatón eslogan que hoy usan los católicos, “Por la defensa de la vida” es solo eso, un eslogan propagandístico, una mentira más, un decir hueco carente de lógica alguna, un estandarte gracioso que se exhibe,  incompatible con la realidad que nos muestra su Dios al convertirse en el principal autor abortos humanos: siendo un “Dios personal”  responsable de todo lo existente que tiene como práctica consuetudinaria el aborto de millones de fetos incipientes, prematuramente, por “voluntad divina”, en los inicios de la vida, mucho antes de que sus madres se sospechen preñadas.

Oremus:

O beata Virgo, Auxilium Christianorum! Omnes precor tegere liberos et parentes natos
útero. Nos oro auxilium ad finem holocaustum abortus divina.

(¡OH Virgen santísima, auxilio de los cristianos! te rogamos protejas todas las madres de los aún no nacidos y a los niños en su vientre. Suplicamos tu ayuda para que se termine este holocausto de abortos divinos.)

 Coro:

Audite ad eam Dominus et confert ad nostris decrescebant abortus quod fieri omni dieper tuum et faciat.

(Escúchala Señor y contribuye con nuestra prédica disminuyendo los abortos que cada día suceden por tu sola voluntad y causa)