Esa mujer que ha alentado los mejores sueños seculares de San Cristóbal; que sigue asomándose a diario a las ventanas del futuro; que ha sostenido la solidaridad como bandera durante largas décadas en una República que ha sabido descifrar con apasionada bondad…Esa mujer ayer cumplió 100 años, más de la mitad de los que cuenta esta “efigie de patas imperfectas”. Y, en medio de la inmensa alegría que ayer le tributamos (San Cristóbal todo y mucho más), Gracita Barinas reiteró alegremente su amor a lo vivido y a todo lo que le falta por vivir, “que espero sea mucho” (y nosotros también).