Ahora que voy de vacaciones me percato del gran interés por lo que evidentemente es nuestro nuevo sello de identidad ante el mundo, paradigma de la idiosincrasia nacional; en fin, un símbolo que bien merece figurar en el escudo, en lugar de lanzas y laureles; más conocido que nuestras gestas y más apreciado que los versos que definen este país colocado en el mismo trayecto del sol…Sucede que hijos, nietos, amigos y amigos de sus amigos me piden que lleve lo que quiera, pero, eso sí, que no olvide incluir en mis maletas botellas de lo que evidentemente es el mejor patrimonio nacional: la mamajuana.