Si apenas aportaron un ridículo 0.62 por ciento de votos en 2012; si su práctica política no aporta nada positivo, pues siempre ha estado basada en la intriga bajuna y la diatriba (incluyendo asquerosas campañas contra Juan Bosch (¡Sí, Bosch!), Peña Gómez e Hipólito Mejía); si han sido capaces de accionar en los tribunales contra el Estado al que dicen servir; si ahora llevan a extremos una campaña difamatoria contra el presidente Danilo Medina… Y si, a pesar de todo, Vincho y los suyos mantienen desproporcionadas posiciones y negocios en el Estado, la pregunta lógica es: ¿A quién o a quiénes están chantajeando?