En nuestro país no se conoce, en general la filosofía. Por razones obvias, si vemos, que se define la filosofía como ¨el análisis racional del sentido de la existencia humana¨. Si conociéramos la filosofía, pudiéramos buscar el conocimiento y el saber, indagaríamos sobre la realidad de nuestra existencia, aplicando el análisis de la misma a través de la razón y el entendimiento. Podríamos entender lo que nos ocurre como sociedad y por qué nos ocurre, buscando vías de solución a nuestras situaciones. Por eso también se define a la filosofía como ¨el análisis racional del sentido de la existencia humana, individual y colectiva, fundado en la comprensión del ser¨.
Pero el tema que deseo abordar no es la filosofía en sí. Hago alusión a ella debido a que el abordaje es sobre conceptos, si bien concretos, pero en gran medida subjetivos: lo justo y lo conveniente. Lo justo es una palabra, un adjetivo, empleado para ¨nombrar aquello que resulta conforme a la justicia, y que por lo tanto, es ecuánime, equitativo, imparcial o razonable¨. Es posible calificar a una persona como justa si actúa de manera equilibrada y otorga a cada quien lo que corresponde.
Igualmente se asocia lo justo a una situación o circunstancia que se ajusta a una ley. Una ley que cumple con los preceptos de la justicia, esto es, un beneficio para el conjunto de las personas involucradas. Se considera que estas concepciones sobre lo que es justo han cambiado con el tiempo y de sociedad en sociedad. Que lo justo puede ser el apego a una norma escrita y generada por una sociedad, o la observancia de una norma natural grabada en la conciencia de los hombres de esa misma sociedad.
También queremos exponer sobre lo conveniente. Según el diccionario, lo conveniente es lo que resulta útil o provechoso y oportuno. Es adecuado, provechoso y oportuno para alguien, o para todos. Hagamos hincapié en lo OPORTUNO. En nuestra sociedad existe una marcada preferencia hacia lo conveniente que hacia lo justo, según lo podríamos comprobar si tomamos en cuenta nuestra realidad diaria y cotidiana.
Existen a través del tiempo y en diversas latitudes esta misma preocupación que estoy planteando. Ya se estableció el precedente, muy importante, del cuestionamiento sobre la aplicación de la ley, la consideración de la justicia y en su lugar, la decisión sobre lo conveniente. Lo hizo Henry Thoreau en Estados Unidos durante el siglo XIX. Fue un hombre que no pudo ser enmarcado en los esquemas de los estudios de la época, debido a su gran inclinación por el conocimiento de sí mismo y de la naturaleza. Fue poeta y escritor, participando junto a otros pensadores de su época en el establecimiento del Transcendentalismo, uno de cuyos postulados plantea que la independencia del individuo se consigue con la intuición y la observación directa de las leyes de la naturaleza. Thoreau fue el pionero de las propuestas de movimientos que se oponían a las injusticias por medios no violentos, promoviendo la defensa de los derechos de las personas y los pueblos. Estas ideas servirían de base al movimiento de resistencia pacífica de Mahatma Gandhi.
Trae estas ideas a nuestro país los últimos acontecimientos de relevancia social que hemos tenido, el más notable, a mi modo de ver, nuestro cuestionamiento a la institucionalidad democrática que valoramos en la vida cotidiana. Nos preguntamos y cuestionamos todo un listado de características, impuestas desde un lugar desconocido, que deben distinguir un Estado de Derecho democrático de una Dictadura. Y yo mencionaba lo justo y, que puede ser también o, lo conveniente. Pues porque tenemos un crecimiento económico envidiable, y se escucha cómo se vanagloria el país de ello. Y es que ese crecimiento económico no se refleja en una justa distribución de la riqueza que se está produciendo y será que solo se crea según lo conveniente en políticas públicas.
Otra situación por la que se cuestiona la institucionalidad democrática es por el cumplimiento del respeto a los derechos ciudadanos, a los derechos básicos. Se considera que exponer un punto de vista es posible en un sistema ¨democrático¨. Pero cuando recibes una represalia, o sufres exclusión y cuestionamientos a las ideas que expones, entonces no se ejerce con la libertad necesaria el derecho a expresarte, no existe en realidad esa mentada libertad. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) acaba de publicar su último informe en que se analizan varios indicadores que cuestionan la calidad del acceso a los derechos, la calidad de vida, la equidad social y económica, mientras la preocupación del gobierno se centra en movimientos institucionales para mantener el control del acceso a las posibilidades sociales a un pequeño grupo de personas.
Los justo o lo conveniente será continuar multiplicando este sistema de engranaje cultural del clientelismo, en el entendido de que si no me engancho, si no digo los que quieren oír, si no hago como él dice, entonces quedaré fuera de los beneficios que por derecho, por ser LO JUSTO, me corresponde, nos corresponde, como grupos, como sociedad. El engranaje de esta dictadura lo estamos ayudando a entablar nosotros mismos. Con nuestra colaboración, ya sea mirando no más allá de nuestra nariz, o hasta donde esté nuestro propio ombligo, la dictadura será obra de nuestras propias manos. Es que acaso es lo conveniente? Ya pensamos en nuestro plan de escape para cuando se ofrezca. Pensemos en ello.