Sin lugar a dudas, al presidente Luis Abinader le ha tocado no sólo gobernar sino estrenarse en el poder, bajo condiciones muy atípicas y extremadamente peculiares. Una pandemia que ha cambiado al mundo y que sus efectos se han dejado sentir en todos los ámbitos. Nada ni nadie ha quedado exento de vivir los cambios excepcionales que se dan en el mundo ante la Covid-19.
Tremenda dificultad la de gobernar una nación bajo los efectos de una pandemia. Sin embargo, la situación también representa un desafío. La oportunidad de crecerse y de las situaciones difíciles, junto a los ciudadanos, salir fortalecidos.
El Plan Nacional de Vacunación contra Covid-19 es una de esas oportunidades. Representa el chance de hacer las cosas bien y crecerse como presidente.
Si algo sabemos hacer los dominicanos es unirnos en solidaridad cuando la situación lo amerita. Y lo hemos demostrado en apenas los días que lleva el proceso de vacunación en el país.
El presidente, que ha dicho que el 40% de la población no quiere vacunarse, tiene en esa coyuntura la oportunidad para dar el ejemplo, sembrar la confianza en la ciudadanía y casarse con la gloria si logramos que cada dominicano, en un acto de responsabilidad social, acuda a vacunarse y asuma la tarea de conquistar las almas de los escépticos.
Nosotros, como ciudadanos, tenemos el compromiso de apartar simpatías políticas, pesimismo y dejar de apostar al fracaso. Porque hablamos de salud, que se traduce en vidas. Y si fracasamos en esta, fracasamos también como nación.
Luis tiene los ojos de los dominicanos encima y sobre sus hombros la responsabilidad de hacer las cosas bien. Y cada dominicano el compromiso de estar atento, exigir sus derechos y aportar a la causa.
Cada uno de nosotros desde sus funciones y su rol humano y social, que se motive a hacer su aporte con el país, con las generaciones próximas y con la nación. Al presidente Abinader que cuente en este proceso conmigo y con todos los dominicanos que queremos salir de esto ya.