Ayer llegó al país alguien que viste flores rojas y amarillas, que tiene el pelo desbordado de mariposas, que se hace acompañar de un personaje llamado Grado Celsius. Un señor que dibuja grandes elefantes, pájaros y dragones con las nubes; que revienta las flores en olores, que convoca los diluvios del cielo, que hace resbalar las caricias en los cuerpos, que hace desesperar al invierno, que transparenta el silencio de la madrugada, que limpia de témpanos las rutas marineras, que adelanta los abortos de las mareas, que niega nocturnidad a la luna y que hace desesperar a los isleños: llegó Don Verano, cuyo apellido es Fuego.