El debate está en pié. Y entre nosotros, muy cerca. Puede expresarse en dos preguntas: 1. ¿Está perdiendo el libro impreso su posición histórica como principal recurso y medio de difusión del conocimiento y la cultura? 2. ¿La lectura profunda y de largo aliento, asociada habitualmente a los libros impresos, podría estar siendo socavada por las prácticas de lectura propiciadas por la lectura en pantallas?
Se encuentran defensores en uno y otro polo. Sin embargo, no se trata de plantear este asunto como una dicotomía entre el libro impreso y el texto digital, sino de reconocer que la pantalla y el papel fomentan distintas formas de procesamiento y que es necesario encontrar las ventajas de cada uno desde una perspectiva metodológica híbrida.
Tal como expresa la neurocientífica estadounidense Maryanne Wolf (2018): “en este momento decisivo entre las culturas impresa y digital, la sociedad necesita confrontar lo que se está menoscabando en el circuito de lectura experta, lo que nuestros niños y estudiantes mayores no están desarrollando y lo que podemos hacer al respecto”.
Afortunadamente ya se cuenta con estudios que orientan en este sentido. En el 2020 hace su aparición un libro muy completo sobre el tema: “Lectura en Papel vs. Lectura en Pantalla”. Un dossier de unas 147 páginas. Editado por Miha Kovac y Adriaan van der Weel, publicado por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, CERLAC-UNESCO, y que recoge unos seis artículos publicados por primera vez en español.
El material está vinculado al proyecto “Evolution of Reading in the Age of Digitisation, E-READ (La Evolución de la Lectura en la Era de la Digitalización)”, una iniciativa europea de investigación que ha reunido durante 4 años a unos 200 académicos y científicos de toda Europa en el ámbito de la lectura, la edición de textos y la alfabetización, en un esfuerzo conjunto para investigar el impacto de la digitalización sobre las prácticas de la lectura.
Los propios investigadores y académicos participantes en la Iniciativa E-Read, se reunieron en enero de 2019 en Stavanger (Noruega) y adoptaron la “Declaración de Stavanger sobre el Futuro de la Lectura”, que representa un compendio de dicho intercambio.
Presentamos aquí los hallazgos más relevantes con el propósito de animar a un diálogo sobre el particular entre los diferentes actores del sector educativo nacional:
– “Las diferencias individuales en talentos, habilidades y predisposiciones dan forma a distintos perfiles de aprendizaje que afectan a la capacidad de los niños para aprender de fuentes digitales y fuentes impresas”.
– “Las herramientas digitales ofrecen excelentes oportunidades para ajustar la presentación de los textos a las preferencias y necesidades de cada individuo. Se han demostrado sus beneficios para la comprensión y la motivación cuando el entorno de lectura digital es diseñado cuidadosamente teniendo en cuenta al lector”.
– “Los entornos digitales también suponen desafíos. La tendencia de los lectores a sobrevalorar su capacidad de comprensión es mayor cuando leen en medios digitales que cuando leen en papel, particularmente cuando leen bajo presión temporal, lo que les lleva a leer de forma más superficial y menos concentrados”.
– “Un meta-estudio que incluye 54 estudios y un total de más de 170.000 participantes demuestra que la comprensión de textos expositivos e informativos es más elevada cuando se lee en papel que cuando se lee en el medio digital, particularmente cuando el lector se encuentra bajo un tiempo de lectura limitado”.
-“Contrariamente a lo esperable respecto a los llamados ‘nativos digitales’, este efecto de inferioridad de la lectura digital se ha incrementado a lo largo del tiempo, sin importar la edad o la experiencia previa con entornos digitales”.
-“Nuestra cognición encarnada (esto es, el hecho de que las características de todo el cuerpo influyen en qué y cómo aprendemos, qué sabemos o qué podemos hacer) podría contribuir a las diferencias entre la lectura en papel y la lectura digital respecto a la comprensión y retención de la información”.
A la luz de los anteriores hallazgos, consistentes con los encontrados en países de otros continentes, los investigadores formularon las siguientes recomendaciones.
- Es necesario aumentar la investigación sistemática y rigurosa acerca de las condiciones bajo las cuales aumenta o disminuye el aprendizaje y la comprensión tanto en el medio impreso como en los entornos digitales.
- Debe enseñarse a los estudiantes estrategias para el dominio en los entornos digitales de la lectura en profundidad y los procesos superiores relacionados con ella. Los centros educativos y sus bibliotecas deben motivar a los estudiantes para leer libros impresos y que se destine un espacio curricular para ello.
- Los maestros, profesores y otros educadores deben ser conscientes de que, en educación primaria, el intercambio indiscriminado de los materiales impresos, el papel y el lápiz por las tecnologías digitales no es indiferente. A menos que sea acompañado por un desarrollo cuidadoso de las herramientas digitales y de las estrategias de aprendizaje, puede retrasar el desarrollo de la comprensión lectora y de las habilidades de pensamiento crítico.
- Son necesarias acciones apropiadas para desarrollar mejores pautas y directrices para la implementación de las tecnologías digitales especialmente en educación, pero también en los medios de comunicación en general.
- Los educadores, expertos en lectura, psicólogos y tecnólogos deben trabajar conjuntamente para el desarrollo de herramientas digitales (y el software relacionado) que incorpore la visión aportada por la investigación acerca del procesamiento de la información en la lectura tanto del formato impreso como el digital, incluyendo el rol de la cognición encarnada.
- La investigación futura acerca de materiales para el aprendizaje digital debe implicar una mayor cooperación entre los desarrolladores de tecnología y los investigadores en ciencias sociales y humanidades para ayudar en la promoción de debates públicos acerca de la transformación digital que sean imparciales y basados en la evidencia.
Tal como expresa Andrés Ossa, Director del CERLAC: “Más que encender alarmas o de decretar la superioridad del papel sobre la pantalla, los hallazgos y recomendaciones de estos artículos constituyen más bien un llamado a la cautela y a reconocer la necesidad de seguir fomentando la lectura profunda y de largo aliento, en cuanto sustento del conocimiento, la empatía y la toma de perspectiva, así como también el propiciar el desarrollo de habilidades digitales –selección, navegación, evaluación- para desenvolverse adecuadamente en un contexto caracterizado por la hibridación, la convergencia y la sobreabundancia de información”.
¿Los libros impresos son realmente opuestos a los libros digitales? Busquemos la respuesta sin apasionamientos desbordados. El diálogo habrá de poner cada cosa en su lugar. ¡Para lograr la calidad de la educación dominicana!