Gracias a un trabajo tesonero tenemos entre nuestras manos, antes de las Navidades, la entrega de un nuevo libro infantil –Cata y Lina- de la autoría de Nelia Barletta, con ilustraciones de Juan Manuel Moreno.
Este libro viene a enriquecer la propuesta editorial de Libros Ámbar, que sacó hace poco otro libro ¡Ojalá que llueva café! Ambas propuestas hacen aportes a la literatura infantil dominicana que, dicho sea de paso, ha conocido en este último año un interesante activismo.
Segundo de una serie sobre la fauna dominicana después de Ricky Ricordi – Las aventuras de una iguana, podemos inducir que estamos al inicio de una colección de cuentos infantiles destinados a fomentar en los niños el amor al medio ambiente y a la preservación, con una parte didáctica y lúdica que trae, en ambos casos, la sorpresa de encerrar un bello afiche que se puede conservar.
Estos libros, como todas las obras publicadas bajo el sello de Libros Ámbar tienen por característica, además de su impecable calidad editorial, de ser obras solidarias, o sea, publicadas para apoyar las actividades de la Fundación Abriendo Camino. Una organización sin fines de lucro que trabaja con niños, niñas y adolescentes de sectores vulnerables y que propugna arduamente por la educación ambiental tanto con sus pequeños usuarios como con las familias de Villas Agrícolas.
La autora, en su story telling, explica que Cata y Lina, tuvo por punto de partida la afición de una de sus nietas por las aves. Este interés, unido a la curiosidad generada por la observación, desde su balcón, del afán y de la constancia de las ciguas palmeras para construir su nido, motivaron a Nelia Barletta a investigar y descubrir las emocionantes cualidades de estas aves tan solidarias que permiten a otras especies anidar en sus ingeniosos nidos que ellas fabrican con compartimientos.
Con estas primicias, el marco de la historia estaba sentado: las protagonistas de este cuento son las ciguas palmeras y el mundo de las aves de nuestra isla. Gracias a la magia que permite el cuento infantil y a la sutilidad de la autora, el relato nos hace pasar sin gravedad ni pesadez de lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande.
Al margen del hilo de la narrativa que pone en escena dos ciguas hermanas que se reúnen con otras aves endémicas de la isla en la Sierra Mágica, a la espera de saber a cuál ave los humanos escogerán como Ave Nacional surgen, durante el desfile, las peculiaridades de los participantes en el concurso con sus virtudes y defectos. Desfilan frente a nuestros ojos las aves exclusivas de nuestra isla como son la cigua palmera, la lechuza “cara ceniza”, la cotorra, el zumbador esmeralda, el gavilán y el carpintero.
A todo lo largo de la narración la escritora destila informaciones científicas ligeras de manera a no sobrecargar a los pequeños lectores, pero que son sin embargo mensajes que dejan sus huellas y permiten adentrarse en el mundo de las aves generalmente desconocido por la gran mayoría.
Partiendo de un simple desfile de aves, gracias a su belleza gráfica y moralejas, el texto fomenta en cada uno de sus lectores el amor a la naturaleza, conocimientos sobre las especies en via de desaparición y los riesgos que los hombres hacen correr sobre estas ellas.
La autora nos recuerda que los humanos no estamos solos en el planeta Tierra, que tenemos responsabilidades, siendo una de las primeras proteger la biodiversidad.
El libro habla también de valores universales, nos hace entender que todo lo que brilla no es oro y que detrás de las apariencias hay tesoros escondidos como la humildad, la solidaridad y el amor por el trabajo bien hecho.