En 1996, cuando Leonel Fernández llegó por primera vez a la Presidencia, encontró la Constitución de 1994 que establecía la postulación no consecutiva, o sea, un período sí y otro seguido no. Por eso no pudo repostularse en el 2000.

Cuando volvió a la Presidencia en el 2004, encontró la Constitución de 2002 que establecía una sola repostulación. Por eso pudo reelegirse en el 2008.

En el 2010 promulgó una nueva Constitución que reintrodujo la postulación no consecutiva. O sea que, Leonel salió del poder en el 2012 con la posibilidad de ser candidato por cuarta vez en el 2016. Danilo Medina le obstaculizó el paso con otra reforma constitucional que restableció una sola respostulación inmediata.

En las primarias de octubre 2019 Leonel perdió, ya fuera porque le faltaron votos o por el algoritmo. Ante esta situación, decidió irse del PLD. Su salida fue torpe porque, si el PLD perdía las elecciones, Leonel se convertía nuevamente en el líder del partido, y si el PLD ganaba, podía evaluar con calma lo que haría.

Al irse se dedicó a criticar al PLD y su candidato, y estableció una alianza con el PRM a nivel municipal y legislativo, manteniendo su candidatura presidencial, sustentada por su nuevo partido, la Fuerza del Pueblo (FP), y varios partidos pequeños de derecha, que, desde la década de 1990, han tenido a Leonel como sustituto de Balaguer.

En el 2020, la FP ganó muchas de sus posiciones municipales y legislativas con votos del PRM en alianza, o del PLD con los llamados “aguacates” que después de las elecciones pasaron a la FP.

Post-2020, el cálculo político de la FP ha sido que, derrotado y debilitado el PLD, conseguirían muchos dirigentes y simpatizantes peledeísta, y, además, votantes del PRM descontentos con el Gobierno.

La situación, sin embargo, luce ahora diferente: por un lado, la salida de dirigentes y funcionarios electos del PLD ha parado (y nunca fue masiva hacia la FP); y por otro, el PRM necesita construir una mayoría electoral real para reelegirse en el 2024 (en el 2020 ganó en circunstancias inusuales, donde hubo una alta abstención de 44%).

Las movidas recientes del Gobierno se entienden mejor en función de lograr esa mayoría electoral.

Con una línea dura hacia los inmigrantes haitianos, el Gobierno ha concitado el apoyo de un amplio segmento de la ciudadanía que no quiere haitianos en el país, y, además, de los partidos pequeños de derecha que han sido aliados históricos de Leonel y sustentaron su candidatura presidencial en el 2020.

Y el recibimiento con bombos y platillos de la alcaldesa de San Juan de la Maguana, que pasó de la FP al PRM, augura que otros funcionarios electos de la FP podrían hacer lo mismo si consideran que con votos de la FP no lograrán reelegirse.

En este contexto, Leonel Fernández podría quedarse sin pito y sin flauta: sin el PLD, sin el PRM, y sin los partidos aliados minoritarios.