Nueva York.-Cuando los dioses conspiran en tu favor, convierten los insultos en lisonjas, pero cuando está en contra, te perjudican con tus propias palabras. Ayer los dioses apoyaban a Leonel Fernández, “estupendo comunicador, brillante orador que habla bonito”, pero hoy se voltearon.
Si Leonel gane la nominación y la elección, estaríamos literalmente dando una “vuelta atrás” porque él es nuestro “señor del pasado”. Su consigna, sin embargo, niega su triunfo imposible: “No hay vuelta atrás”, significa que “Leonel no volverá”.
“No hay vuelta atrás” debe ocupar un lugar privilegiado en cualquier antología del disparate político. Su extraordinario valor pedagógico ayudará a que futuras generaciones aprendan las cosas que nunca deben decir.
La consigna empieza mal, la palabra “no” nunca debe iniciar mensajes positivos. Las dos últimas palabras “vuelta atrás”niegan la aspiración más íntima de Leonel, “volver atrás, a la presidencia”, cuando un helicóptero le llevaba su silla para él sentarse.
Y si “No hay vuelta atrás”, ¿cómo entonces volverá a ser jefe, tener el presupuesto nacional a su absoluta disposición y discreción?.
Cuando Leonel dice “No hay vuelta atrás”, está diciendo: “no ganaré, no volveré”.
En lugar de anunciar su victoria, “no hay vuelta atrás”, anuncia su derrota.
Y todo resulta más confuso, porque Leonel debe impedir que se materialicen las “ambiciones de poder” del presidente Danilo Media que quiere un tercer período. Leonel quiere un cuarto período un tanto especial, porque en la cosmología leonelista se habla de “Leonel 2020-2044”.
Cuando los dioses te abandonan, quieres recitar versos de Neruda, pero te salen prosas ecatológicas. Entonces la audiencia, esos seguidores alquilados, pagados con dinero robado, se cubren la nariz con discreción, ellos necesitan seguir cobrando.
A Leonel debió referirse el inmenso Alberto Cortez en éstos versos: “te has quedado sin luz, ya no tienes valor, se acabó tu misterio".
Según Teddy Roosevelt “los críticos son nuestros amigos, porque nos muestran nuestros errores”, ojalá Leonel aprenda eso. Leonel debe cambiar esa consigna, pero quizá su ego se lo impida, “No hay vuelta atrás”.