Levantar una empresa es una tarea ardua que requiere de mucho trabajo, esfuerzo, paciencia, pero sobre todo sacrificio, más aún cuando eres extranjero, ya que se suman la barrera cultural y el reto de entender el mercado en el cual estás incursionando. Para don Jesús Ramos Uría no fue la excepción. Oriundo de Pola de Allande, Asturias, España, emigró a la República Dominicana en el 1962 con la firme decisión de emprender y abrirse camino en los negocios, para los que contaba con un talento y un don especial.
Luego de varios años trabajando como empleado de la fábrica de textiles M. González y Cía., donde gracias a su buen desempeño fue promovido rápidamente y logró escalar a posiciones claves bajo la dirección de Maximino González y Antonio Najri (Don Papía), decide montar su propia empresa textil en la avenida San Martín, en el año 1966.
Don Jesús o Susín, como era llamado por sus allegados, era un hombre valiente y tesonero que tenía una idea muy clara de lo que quería y de lo que podía lograr con sus habilidades y a través de su propio esfuerzo. Y esto no de manera fortuita o al azar, ya que su vena de comerciante y arduo negociador se remontan al año 1845, fecha en la que su bisabuelo montó una tienda en Pola de Allande, su tierra natal, que trascendió generaciones.
A principios de los años 70, liquidó su tienda para unirse a su hermano mayor Román, quien había llegado años antes al país, y posteriormente adquirió una pequeña tienda en la avenida Mella llamada La Sirena. Don Jesús empezó aportando todo su capital, trabajando de manera incansable y apostando al futuro de la sociedad.
Fueron muchas rondas de trabajo abriendo y cerrando el local, y haciendo el cuadre de las cajas. Como en toda su trayectoria laboral, demostró un compromiso leal e incondicional y se fue posicionando como un colaborador clave para el desarrollo del negocio. Para él la familia era lo más importante y confiaba plenamente en su hermano.
Dicen que detrás de un gran hombre, hay una gran mujer. De igual forma, detrás de una gran empresa existen grandes historias de trabajo y entrega de personas luchadoras, como don Jesús. Se destacó por ser un hombre sencillo, familiar y de palabra. En el 1979, fue el pilar principal para la expansión al sector de alimentación cuando encabezó la negociación para comprar el Colmado García que luego se convirtió en la primera sucursal del Supermercado Pola en el país.
A finales de los años 80 y principios de los 90, su capacidad innata para negociar lo embarcó en numerosos viajes a China y Oriente en busca de productos competitivos para el mercado dominicano contribuyendo a la consolidación de la empresa que hoy se conoce como Grupo Ramos. En su calidad de Vicepresidente de Compras del grupo empresarial, liderando con el ejemplo a un equipo de jóvenes que hoy son altos ejecutivos dentro de la organización, y que aún luego de 14 años de su muerte, reconocen el inmenso valor que su huella ha dejado en su formación humana y gerencial.
En el 1999, el grupo decide fusionar La Sirena y el Supermercado Pola para conformar el Grupo Ramos, con Román y Jesús Ramos Uría como Presidente y Vicepresidente, respectivamente. Un momento muy emotivo e importante dentro de la trayectoria de don Jesús fue cuando en el año 2000 recibió el “bastón de madera” en reconocimiento a su intachable trabajo y su gran aporte al desarrollo de la empresa.
En lo particular, y como primogénito de don Jesús, puedo testificar que para la familia Ramos Menéndez, representa un reto importante y un gran compromiso el continuar con su legado, no solo el tangible (representando más del 30% de las acciones de Grupo Ramos), sino en aquel que nos toca mantener y transmitir a nuestras próximas generaciones: ser íntegros, leales, humildes, trabajadores y perseverantes.
Don Jesús Ramos Uría fue un hombre que nunca olvidó sus orígenes, siempre priorizó a la familia por encima de todo interés económico y de toda vanidad. Fiel creyente en Dios, apasionado por hacer siempre lo ético y moralmente correcto. Aún durante su larga lucha contra el cáncer mostró la misma valentía y el coraje que evidenció a lo largo de su vida. Su muerte física, el 31 de Julio del 2004 en Oviedo, Asturias, fue solo el inicio de un largo trayecto que nos toca recorrer a sus herederos para que su legado prevalezca para siempre.