El balance de los resultados de las recién pasadas elecciones en Europa, confirma la gran incertidumbre sobre el presente y futuro de ese continente, y la complejidad del nuevo entramado social y político que han han configurado los nuevos y los tradicionales sujetos políticos y sociales en gran parte de Europa y Occidente, que obligan a nuevas e inéditas alianzas políticas nivel nacional y en el Parlamento Europeo. Se logró contener la embestida anti europea de la derecha xenófoba/nacionalista, a pesar de sus avances el algunos países, pero los liberales y los socialistas han perdido la fuerza para juntos hacer mayoría en el Parlamento Europeo.

En general, se detuvo la embestida ultranacionalista, pero en algunos países esa corriente ha tenido resonantes avances, como en Italia y Francia. En el primero, la Liga de Norte se ha expandido en todo el país y su 34.3% de votos obtenidos ha convierten en el primer partido, pero la fragmentación del voto, la derrota aplastante de su socio, el movimiento populista 5Estrellas, la fragmentación del voto y la recuperación del mayor partido de la izquierda, el Partido Democrático, limita la representación de Italia en el Parlamento Europeo. En Francia, la ultraderecha ha devenido el principal partido, debido a la quiebra de la izquierda y del voto de la clase obrera y de trabajadores que anteriormente votaban por la izquierda.

En España, además de las elecciones europeas, se celebraron las municipales y de las comunidades autónomas y en ambas el PSOE ganó netamente. Sin embargo, en Madrid perdió la izquierda y Barcelona fue ganada por los soberanistas. En el primer caso mucho tuvo que ver la división y pugnas de la izquierda alrededor de la confección de la lista de candidatos y la quiebra de Podemos que perdido casi dos millones de votos en  las dos últimas elecciones, en la segunda el buen desempeño del Partido Socialista Catalán y según algunos, el coqueteo ambivalencia de la alcaldesa Colau con el independentismo pudieron haber sido factores que determinaron la derrota de esta.

En buen desempeño de los verdes y de otras formaciones menores no nacionalistas sirvieron de barrera al ultranacionalismo. Ese elemento es importante porque indica que fuera de la lógica liberales/ izquierda/ulltraderecha hay otros sujetos políticos con los cuales hay que contar. También llama la atención que Francia e Italia fueron los lugares donde más potente era la izquierda y en esos países los partido mayoritarios son ultraderechistas/nacionalistas. En el primero, luego de los chalecos amarillos gana la ultraderecha y en Italia Liga redobla su votación después del descalabro del 5Estrellas, movimiento anti política y anti partidos.

Eso habla de lo efímero que son algunos movimientos, lo cual estaría relacionado con la confusión identitaria de esas colectividades y del marcado personalismo autoritario de muchos de sus dirigentes. Llama la atención el caso de Podemos, hace cerca de dos años que apostaba a sobrepasar al PSOE, pero en sus luchas internas su principal dirigente evidenció un ego que  parece hacerle sombra a su talento y brillantez, lo cual lo llevó a ser intolerante contra las posiciones disidentes, lastrando y disminuyendo irremediablemente el potencial de ese partido. Se demostró que, el hecho de que algunos se dicen contrarios a la práctica de los llamados partidos tradicionales, a las castas que dicen encarnan esos partidos, exhiben actitudes personales y políticas igualmente soberbias y algunas veces peores que muchos de los dirigentes de los partidos “tradicionales”.

Los resultados de las elecciones europeas recién finalizadas tienen un balance que nos dice que las sociedades son más complejas de lo que muchos dirigentes de determinados movimientos políticos creen. Los verdes, la diversidad de ecologistas y de fuerzas políticas que no son de los partidos grandes en varios países, fueron determinantes en la resistencia a la embestida ultranacionalista y xenófoba. Que en términos del comportamiento y de adscripciones electorales el mundo ha cambiado. Que para detener las tendencias populistas y nacional/populistas de toda suerte y para desbancar gobiernos corruptos y autoritarios hay que saber tejer alianzas impensables hace algún tiempo.

Quienes no se sintonicen con ese cambio quedarán fuera de toda posibilidad de ser políticamente eficaces, quienes pretenden hacerlo después que los acontecimientos les den en la cara, habrán desperdiciado el tiempo y sus tiempos haciendo política testimonial. Esa que produce satisfacción personal pero casi absolutamente ineficaz para producir cambios políticos de proyección trascendentes..