Las órdenes más comunes que todo Jefe de esta especie de estado (en realidad un soberano)  le imparte a “su” Procurador General, cuando éste pide instrucciones sobre cualquier caso delicado, son: 1) “Ten cuidado con eso”. Y si acaso no entiende bien, entonces viene: 2) “Maneja bien ese caso”. Y si, aún así, el Procurador no coge la seña, el soberano es más específico: 3) “Resuelve eso como sea”. Pero si acaso aquel siguiera haciéndose el pendejo, entonces el Jefe Absoluto baja duro en favor de su amigo, compañero, socio o tutumpote: 4) “Sácamelo del expediente, y punto”… (Si no lo creen, pregúntenle al pobre Jean Alain).