Las formas de manejo de los residuos sólidos en nuestro país son una muestra más del atraso en materia de gestión pública en que se encuentra nuestra sociedad, lo que evidencia que las funciones públicas no tienen como una prioridad la atención a las grandes demandas y prioridades de la población en general.
En los últimos días hemos visto con asombro cómo desde hace varios días arde el vertedero de Haina sin que las autoridades municipales, los bomberos y las autoridades de Salud Pública, puedan abordar de manera eficaz y eficiente el problema que tienen planteado. Un problema tan normal y común, la putrefacción de la materia orgánica.
A pesar de ser esta una situación normal y común, la prensa señala que las autoridades desconocen el origen del incendio en el vertedero. Según los reportes de prensa consultados, han participado en la situación los responsables del Ayuntamiento y de la Oficina Provincial de Salud Pública, afirmando, que desconocen el origen de los incendios en el vertedero, acentuando el incumbente de Salud Pública que “a veces son por la propia naturaleza, y a veces provocados”, como publica el Diario Libre en fecha 3 de octubre pasado.
De igual manera participó el Cuerpo de Bomberos de Haina, quien explicó que "los vertederos son como los hornos de carbón, son debajo de la tierra, aquí tenemos una profundidad de más de 150 metros de basura, y eso (el fuego) puede penetrar hasta abajo. Luego de que controlemos la llama, entonces con retroexcavadoras hacemos excavaciones, para nosotros ir enfriando lo que está incendiado debajo"
También, asombrosamente, se buscan manos “criminales” en el origen del incendio de este vertedero. Pero no se encuentran. Y es que no se pueden encontrar, porque el vertedero se incendia sólo, por la composición de la basura acumulada y mal tratada en esta disposición final a cielo abierto, como se le denomina.
Y es que en la producción de basura en nuestras ciudades, campos y comunidades, alrededor del 55% de la basura es de origen ORGÁNICO. La materia orgánica, esto es, los restos de vegetales, frutas, cáscaras, cuando mueren, se pudren, de descomponen. En este proceso de descomposición se emiten diversas sustancias, entre ellas, el gas METANO. Este gas es altamente inflamable, y se reporta, que las “manos criminales” del metano pueden estar en el “efecto lupa”, mediante el cual algún tipo de residuos que se encuentran en el vertedero pueden concentrar cierta cantidad de calor proveniente de los rayos solares, favoreciendo las condiciones de ignición del material. Estos son los que llaman los “incendios anaeróbicos” porque se producen en las condiciones de descomposición en ausencia de oxígeno de la materia orgánica presente en los vertederos.
De esta manera, el incendio en el vertedero de Haina ha sido provocado por las altas concentraciones de metano, por la gran cantidad de residuos sólidos orgánicos en descomposición acumulada y dispuesta de una forma ineficiente. Esto llama a la preocupación, debido a los efectos contaminantes y de daños a la salud y al medio ambiente que provocan estos tipos de situaciones mal atendidos, o desatendidos completamente por los responsables.
Ya tenemos el daño provocado por la humareda que sale del vertedero. Es menester informar que los vertederos son unas de las actividades antropogénicas que más contribuyen a la producción del cambio climático y el aumento de las temperaturas de la atmósfera por ser el metano el segundo gas de efecto invernadero y cuyo potencial para atrapar calor es 21 veces mayor que la del CO₂, otro gas de efecto invernadero que se produce por la combustión de materia orgánica, esto es, quema de madera, o de petróleo para el transporte y la industria.
Otra forma de contaminación atmosférica, o del aire por el vertedero es la emisión de ácido sulfhídrico, un gas producido igualmente por la descomposición de la materia orgánica y que es reconocible por su característico olor a huevo podrido. Además de su presencia en los vertederos, podemos encontrarlos en las plantas de tratamiento de aguas residuales de determinadas industrias que trabajan con material orgánico. Según reportes consultados, los efectos en la salud humana del ácido sulfhídrico emitido en los vertederos puede ser de irritación ocular con una concentración de 10-50 partes por millón (ppm), la unidad en que se miden las partículas en el aire atmosférico. De 50-100 ppm se produce irritación al sistema respiratorio, de 100-200 ppm tos, daño ocular y dolores de cabeza, de 500-700 ppm provoca graves irritaciones al sistema nervioso, y en concentraciones mayores a 700 ppm se produce desmayo inmediato al inhalar.
Otros efectos contaminantes de los vertederos a cielo abierto mal manejados, como el de Haina, son la producción masiva de líquidos lixiviados cuya carga de metales pesados como el cobre, el plomo, el cadmio, cromo, zinc, níquel y una alta demanda de oxígeno, dañan la calidad de las aguas y los suelos circundantes, con sus consecuentes daños al ser humano que cultiva sus productos en tierras cercanas contaminadas por dichas sustancias, o pesca en riachuelos cuyos sedimentos contaminados con estas sustancias sirven de alimento a dichos recursos alimenticios.
Como se ve, ser responsable de la gestión de los residuos sólidos y del manejo de un vertedero no es algo que se deba tomar a la ligera. No es cuestión de conveniencia en la ocupación de un determinado cargo público, ni materia de compadrazgo en la designación o escogencia del político de turno. El manejo de residuos sólidos es una tarea que debe asumirse con criterio y responsabilidad, pues en ello va la vida, la salud y la estabilidad de las comunidades y su entorno. Además, por favor, ya no estamos en la época feudal, superémosla en todo sentido, y manejemos los residuos cómo es posible hacerlo, aprovechando todos sus potenciales, que son muchos, ya que deberemos seguir produciéndolos. Al menos, los orgánicos, puesto que todavía no nos comemos las cáscaras del plátano, la yuca o de los huevos, pero sí que podemos aprovechar su potencial. Trabajemos por ello.