Nueva York.-En California, el 59 por ciento de los electores votaron para excluir a los indocumentados de los servicios sociales estatales, cuando aprobaron la “Proposición 187” de 1994. Como una bola de nieve descendiendo de Sierra Nevada, eso rodó, cubrió la nación, llegó a Washington, y Bill Clinton lo incluyó en su “reforma del welfare”.
California tiene 55 de los 270 votos electorales que eligen al presidente, y siempre fija las tendencias políticas estadounidenses. Hillary Clinton necesita un sólido triunfo en las primarias de California, así demostrará que puede ser electa presidenta.
Los números más optimistas le auguran una pírrica victoria, de ahí se puede inferir una derrota en noviembre. Sin una sólida victoria dentro de su partido, es difícil ganar los 55 votos electorales de California, sin ellos, es casi imposible ganar la presidencia.
Para ganar la nominación demócrata se necesitan 2,382 delegados, hasta ahora Hillary tiene 1,776 ganados en primarias, Bernie Sanders tiene 1,501, ella le lleva 275. Los 475 delegados de California decidirán la nominación éste martes siete. Si Bernie reduce sustancialmente la ventaja de Hillary, cambiará la aritmética electoral.
Los demócratas tienen 712 “Super Delegados”, sus senadores, representantes, legisladores y gobernadores estatales. Hoy 544 prometen que apoyarán a Hillary. Si el voto de California es cerrado, ellos votarán por quienes ganaron sus primarias estatales. Difícilmente voten contra la voluntad de sus propios electores y la nueva tendencia política que sale de California.
Encuestas respetables le dan a Bernie una ligera ventaja en California donde, para su beneficio, más 1.5 millón de electores jóvenes se inscribieron en cinco meses.
Sobre la cabeza de Hillary, además, aun cuelga una peligrosa Espada de Damocles: la privatización del correo electrónico del Departamento de Estado puede llevarla ante la justicia. Un tercer candidato puede surgir, aquí nada está seguro.