En la página web MedlinlePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU., se ofrecen informaciones importantes acerca de los “cambios en el sistema nervioso con la edad”.
Hoy contamos con mayor conocimiento acerca de la función de
control central del cuerpo por parte del cerebro y del sistema nervioso. Grosso modo, nuestros movimientos, sentidos, pensamientos y recuerdos, como también el funcionamiento de nuestros órganos, se encuentran bajo el comando de ellos.
Todo nuestro cuerpo está interconectado con el sistema nervioso central al través de una compleja red de nervios que conducen señales en ambos sentidos. Interconectada con todo el cerebro, la médula espinal atraviesa la columna como un ramal de nervios que se extiende a cada parte del cuerpo.
El Sistema Nervioso Central se considera la estructura más organizada, al mismo tiempo que el fundamento de la actividad mental plasmada en la imaginación, el pensamiento, la memoria y el aprendizaje, como también el lenguaje y las emociones.
Siempre se ha creído, que la demencia como la pérdida de la memoria, son una consecuencia del envejecimiento. Hoy se cuenta con evidencias de que tales procesos, más que del envejecimiento, son una consecuencia directa del desarrollo de “placas y ovillos neurofibrilares” formados en el cerebro como consecuencia de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En otros casos, como el delirio (confusión repentina), puede ser provocado por una infección, como la ingestión de ciertos medicamentos. Los problemas del pensamiento y el comportamiento pueden tener su origen en la diabetes y su mal manejo, como también del uso de sustancias psicoactivas, el abuso del alcohol, etc. En fin, más que la edad en sí misma, nuestro estilo de vida, cuestiones genéticas y circunstancias que pueden surgir por el azar en nuestra vida, puede ser el desencadenante de enfermedades cerebro vasculares.
Estilo de vida y vida saludable:
Cada día hay más evidencias que vinculan los procesos de envejecimiento con un mejor estado de salud. Hoy se sabe que las actividades mentales como leer, hacer crucigramas, matematizar la realidad, tener conversaciones estimulantes, hacer ejercicios, aprender un nuevo idioma, realizar juegos mentales, contar historias del pasado, desarrollar habilidades motoras finas como escribir, realizar actividades manuales; pero también, velar por una mayor calidad del sueño, llevar una adecuada vida social, así como tener propósitos claros y explícitos de vida, contribuyen con un mejor estado de salud. Se llega a hablar incluso de un “rejuvenecimiento del cerebro”.
Dale un sentido a tu vida: sigue tu pasión.
¿Por qué no darle un sentido a la vida? ¿Por qué no seguir lo que te apasiona? En el mejor de los sentidos, es lo que significa Ikigai. Es un concepto japonés que se compone de dos palabras: iki (生き), que se refiere a la vida; y kai (甲斐), que por rendaku da lugar a gai y aproximadamente significa «la realización de lo que uno espera y desea».
Según los japoneses, todo el mundo tiene algo que le apasiona, un ikigai, lo que podemos entender como “una razón de ser”, algo que “le da significado y sentido a nuestra vida”. El ikigai generalmente es implícito, está ahí en nuestro interior, pero muchas veces no lo reconocemos. Es más sencillo de lo que creemos, pues es lo que nos hace poner en pie todos los días e iniciar una nueva jornada.
¿Quieres activar tu ikigai? Hay varias cosas que puedes hacer para mantenerlo “en forma” o incluso para “descubrirlo”. No son formulas, ni pretenden serlo, por supuesto.
- No te permitas caer preso del aburrimiento y el tedio, y que el olor de las sábanas y la ropa de dormir permanezcan todo el día en ti, mantente activo siempre. Si por alguna razón entras al período de término de la vida laboral, te jubilan o te pensionan, “descubre” lo que puedas hacer para bienestar tuyo y/o de los demás. Hay muchas actividades posibles, como posibles combinaciones de ellas: cuidar de tus plantas, animales, desarrollar destrezas como la pintura, montar bicicleta, escribir experiencias, cuentos, poesías, aprender a bailar, hacer senderismo, es decir, nuevas cosas de interés. Practicar alguna actividad que implique ciertos esfuerzos físicos, no estaría mal. Se trata de ponerse nuevos retos. Piensa en esas cosas que siempre has querido hacer, pero circunstancias de la vida lo hicieron imposible.
- No te pongas la presión de la juventud, “tómate tu tiempo, disfruta más de lo que hagas, ya no tienes prisa”.
- Date más tiempo para reunirte y conversar con los amigos y amigas, recuperando historias pasadas, pensando y reflexionando las cuestiones del presente, con el sosiego de que ya “hay otras generaciones que quieren cambiar el mundo”. Reúnanse para oír o cantar, o de vez en cuando, leer poesías. Hay nuevas ofertas de juegos de mesa que suponen mayores esfuerzos de imaginación, cálculo, atención, etc., por ejemplo: cranium, sequences, y muchos otros.
- Cambia tu estilo y cultura de alimentación. Una buenísima cosa es hacer ayuno intermitente. Yo ceno liviano de 7:30pm a 7:45pm. Al otro día solo tomo una taza de café sin azúcar y una cucharadita de polvo de canela. Almuerzo hacia la 1:30am. Desde entonces me siento con más energía. En todo el día bebo bastante agua. Una botella de 12 onzas de agua de coco antes de comer cae de lo más bien.
- Saca tiempo para caminar a buen paso todos los días. Sin la prisa de quien quiere y necesita ganar una competencia. Treinta y cinco o cuarenta minutos, es suficiente. Preferible en la mañana temprano.
- Todos los días al levantarte aséate, como si fuera para “salir”, aunque te quedes en la casa. No te permitas la sensación de abandono, es peligroso.
- Date media hora o cuarenta y cinco minutos diarios para poner tu mente en blanco, meditar. Deja que tu conciencia penetre en tu propio cuerpo y aprenderás a conocerte mejor, poniendo toda tu atención en las sensaciones que percibas. Hacer unos estiramientos previos, ayuda mucho.
- Incorpórate a alguna actividad voluntaria, de la naturaleza que entiendas, así sea política, cultural, solidaria, educativa, etc. Siéntete que aún eres útil para la sociedad.
- Evita las historias del pasado como lamento. Ya no tienes nada que hacer al respecto, que no fuera en algún caso que pedir perdón o, incluso, perdonarte (Ambos son muy sanadores). Lo que puedes hacer es en el ahora y para el futuro, que no sea muy lejano.
- Sigue buscando dentro de ti. Puede ser que encuentres nuevas maneras de hacer que generen nuevas relaciones y maneras distintas de organizar tu vida. Esto dará la posibilidad de nuevas “prácticas” y el surgimiento de una nueva conciencia. El ikigai es dinámico y creador.
Eso sí, evita que te pase lo que nos dice o advierte Alberto Cortés en su canción La Vejez (Pero sin ánimo, ni intención de caer en machismo). Búscala en Youtube, escúchala y léela: (127) LA VEJEZ ALBERTO CORTEZ CON LETRA – YouTube
Me llegará lentamente y me hallará distraído, probablemente dormido sobre un colchón de laureles. Se instalará en el espejo, inevitable y serena, y empezará su faena por los primeros bosquejos. Con unas hebras de plata me pintará los cabellos y alguna línea en el cuello que tapará la corbata. Aumentará mi codicia, mis mañas y mis antojos. Y me dará un par de anteojos, para sufrir las noticias.
La vejez, está a la vuelta de cualquier esquina, allí donde uno menos se imagina se nos presenta por primera vez. La vejez, es la más dura de las dictaduras, la grave ceremonia de clausura de lo que fue la juventud alguna vez.
Con admirable destreza, como el mejor artesano, le irá quitando a mis manos toda su antigua firmeza y asesorando al galeno, me hará prohibir el cigarro porque dirán, que el catarro, viene ganando terreno. Me inventará un par de excusas, para menguar la impotencia, que vale más la experiencia, que pretensiones ilusas y llegará la bufanda, las zapatillas de paño y el reuma que año tras año, aumentará su demanda.
La vejez, es la antesala de lo inevitable el último camino transitable ante la duda, ¿que vendrá después? La vejez es todo el equipaje de una vida, dispuesto ante la puerta de salida por la que no se puede ya volver.
A lo mejor más que viejo, seré un anciano honorable, tranquilo y lo más probable, gran decidor de consejos, o a lo peor por celosa, me apartará de la gente y cortará lentamente, mis pobres últimas rosas.
La vejez, está a la vuelta de cualquier esquina, allí donde uno menos se imagina se nos presenta por primera vez. La vejez, es la más dura de las dictaduras, la grave ceremonia de clausura de lo que fue la juventud alguna vez.
Espero haber contribuido con el encuentro o la reafirmación de tu ikigai…