En los últimos años el gran  Santo Domingo  está siendo invadido por la construcción agolpada de  cientos de torres. Entre éstas las hay “inteligentes” y también “ignorantes”. La “torre Eiffel de Santo Domingo Oeste” está en esta última categoría. Vale la pena seguir un poco la ruta de este desatino que indigna, irrita e insulta la inteligencia de los dominicanos.

Fue Goethe quien nos dijo que “no hay nada más terrible que ver la ignorancia en acción”. Fue Galileo Galilei quien nos dijo “la ignorancia es la madre de la maldad y de todos los demás vicios”, fue el escritor francés de origen italiano Carlos Malato quien nos dijera que “la ignorancia de las masas es la principal fuerza de los gobernantes”. Todas estas visiones  nos muestran la indecorosa mezcolanza de lo ridículo con “la maldad y otros vicios” y de otras hazañas inconfesables atribuibles a una decisión “inteligentemente alocada” que llegó por los vientos del Oeste municipal.

La torre Eiffel de SDO es un acuse de recibo de la vulneración de los principios democráticos y de la transparencia que deben regir a todo gobierno local, que hace mandatorio el presupuesto participativo y buscar el parecer de la Sala Capitular y otros colectivos y agentes municipales para la toma de decisiones  que les conciernen. Constituye, de paso, una invitación para que la Cámara de Cuentas visite las instalaciones de torre y le tome el pulso a las arcas de esa alcaldía.

Esta torre constituye una prueba palpable de dispendio de los recursos de los munícipes y una burla a los cientos de víctimas de ese territorio y del país que fueron abatidos por las lluvias y que perdieron sus casas e indispensables pertenencias. Ignorancia con rostro insensible y descorazonado que merece doble sanción, doble condena, doble repudio.

La torre constituye  una exaltación de lo ridículo y saca a flote la falta de cultura de sus gestores y vendedores-compradores no fortuitos. La mayúscula muestra de incultura da la espalda al compromiso con la educación ciudadana y el fomento y promoción de la cultura que debe asumir toda alcaldía.

Construye un escenario  de “pan y circo” que el gobierno aprovecha para acelerar a hurtadillas sus desaciertos y trucos políticos y económicos. La creatividad y el emprendurismo municipal están en bancarrota. Ya a otro alcalde se le ocurrió llenar avenidas con palmeras de plástico también en Navidad.

Pero lamentablemente esta no es la única “torre” de mal gusto pagada con los dineros de los ciudadanos. Hay muchas otras “torres” que siempre, y sobre todo en tiempos navideños, ponen de manifiesto el espíritu festivo y el derroche financiados con los dineros públicos. El dispendio y el derroche salen por  ventanas de sus torres adornadas con barrilitos y canastas tan grandes como la afrenta que generan.

Al alcalde promotor de la “torre de la ignorancia” y a todos los que están subidos en las encumbradas “torres del poder” hay que exigirles que, no como “dádivas de emergencia sobrevaloradas”, sino como deber inspirado en la decencia, la justicia, la responsabilidad democrática y la solidaridad,  impongan austeridad en sus “torres” y ahora en Navidad entreguen y devuelvan a todos los afectados por las inundaciones todos los recursos “que su suerte política les dobla y hasta les triplica y cuatriplica por ser habitantes de esas torres salpicadas de corrupción.

Una simple consulta al doctor Google les hubiera enseñado al alcalde y a sus asesores algunos datos sobre su arbolito del amor navideño.

  1. Gustave Eiffel fue el creador de esta espectacular obra construida en  1889 para conmemorar el Centenario de la Revolución Francesa.
  2. La construcción de la Torre Eiffel costó 7, 799,401.31 francos de oro franceses, en 1889.
  3. La Torre Eiffel tiene 324 metros (1,063 pies) de altura, incluyendo la antena de la cima. Sin la antera, su estatura se queda en 300 metros (984 pies).
  4. Fue la estructura más alta hecha por el hombre, hasta la llegada del Edificio Chrysler, edificado en Nueva York en 1930.
  5. La torre fue construida para balancearse ligeramente con el viento, pero el sol la afecta más. A medida que se calienta el lado de la torre que mira hacia el sol, la cima se mueve hasta 18 centímetros (7 pulgadas) en dirección opuesta. El sol también puede causar que la torre crezca hasta 6 pulgadas.
  6. La Torre Eiffel tiene 108 pisos, con 1.710 escaleras. Sin embargo, los visitantes solamente pueden subir las escaleras hasta la primera plataforma. En este lugar, hay dos elevadores.
  7. Uno elevador viaja a una distancia total de 103,000 kilómetros (64,001 millas), por año.
  8. Pesa alrededor de 10.000 toneladas y cuenta con 5 billones de luces.
  9. Los franceses han bautizado a la torre con el nombre de “La Dame de Fer”, en español, “la dama de hierro”.

Y una cosa más. Que no vendan su torre como chatarra. Que la guarden para construir la estatua de la Libertad en la próxima Navidad o una estatua a la ignorancia con dedicatoria propia. El país se merece contar con hombres y mujeres que asciendan a las torres de la dignidad, la transparencia y el decoro. Comencemos a construir estas otras torres antes de que sea tarde.