Como ya se ha escrito en una entrega anterior, el mundo LEED ( Leadership in Energy and Environmental Design) incorpora el concepto de triple línea base en el ámbito de la construcción.
Bajo el propio planteamiento del USGBC (United States Green Building Council), lo que se busca con la incorporación de este concepto es, en todo lo que sea posible, garantizar un crecimiento, en valor, de los edificios y las comunidades y que este valor sea interesante para todas las partes implicadas.
En tal sentido, un proyecto – un edificio para ser más concretos- no solo debe ser eficiente en el uso de la energía, además de esto debe garantizar la salud de sus ocupantes y estar construido con materiales cuya huella de carbono no sea comprometedora, o mejor dicho sea mínima. Si alguno de estos puntos falla, ya no se estaría cumpliendo con la triple línea base. En propias palabras de la organización del USGBC tenemos un ejemplo de lo que NO sería un edificio susceptible de ser certificado LEED ni cumplidor de la triple línea base, veamos:
“…Por ejemplo, un edificio que hace uso eficiente de la energía y permite a los propietarios ahorrar dinero, pero enferma a los ocupantes, no es sustentable, ni tampoco un material que posee una pequeña huella de carbono pero se fabricó en un taller clandestino, ni tampoco un complejo ecológico que desplaza a las especies amenazadas o a los habitantes locales…”
Como nota recordatoria el día, el día 18 de julio de 2021 publicamos en este mismo medio, que nos honra con la oportunidad de compartir nuestras ideas, el artículo La triple línea base ( Ver: https://acento.com.do/opinion/la-triple-linea-base-8966187.html). En este artículo, a su vez, recordábamos que:
La triple línea base como concepto fue dado a conocer por John Elkington, cofundador de la firma de consultoría para empresas SustainAbility, cuando publicó su libro en su libro “Cannibals with Forks: the Triple Bottom Line of 21st Century Business” en 1998.
Mucho se ha escrito en términos de estudios sociales sobre este concepto. La reflexión interesante para nuestros lectores sería – y muy a lo Vitruvio- intentar hacer del proyecto de arquitectura, de la ejecución de la obra y del uso del edificio, uno todo holístico – valga la redundancia- en el que el equilibrio entre usuario, medio ambiente y sociedad no solamente fuera bueno, si no que fuera excelente.
LEED ofrece la oportunidad de caminar por un sendero que permita esto. Desde luego no es el único y como todo en la vida pudiera ser mejorable. Desde nuestra óptica ya sea LEED o BREAM la herramienta para garantizar la sostenibilidad de nuestro proyectos, es la voluntad de los promotores, proyectista y usuarios lo que dará con el éxito en clave de sostenibilidad.