La Soberanía no sólo es un sentimiento Patrio, dado de manera inherente en la naturaleza social, cultural, histórica y política, que viene a identificar la psicología e identidad de un pueblo o nación; ella pasa por otros valores que se hallan en su riqueza patrimonial.

La defensa de la diversidad patrimonial, expresada en la protección de su línea fronteriza, sus valles y montañas preñadas de minerales y bosques, su acervo de batallas históricas, el capital humano de patriotas, figuras intelectuales y científicas que forman nuestra antología, unido a dominicanos con nobles principios y creencias en el trabajo productivo.

Cada día se hace Patria cuando un buen dominicano cumple con su sagrado deber de engrandecer la Nación con su trabajo, sea un simple jornalero, un servidor honesto de una función pública, un productor, comerciante o empresario, hasta el fiel cumplimiento de un alto funcionario público.

Cuando las personas se desvían de esos propósitos para el enriquecimiento ilícito, malogran el destino de fortalecimiento y consolidación de los ideales que dieron nacimiento con la Independencia Nacional, a la Carta Constitucional de su fundación, de los trinitarios con Juan Pablo Duarte a la cabeza.

"Nunca me fue tan necesario como hoy, tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón, conspiran contra la salud de la Patria"

¿ Y cómo nos ponemos de espalda y deterioramos esos principios y valores patrios?  Desde luego, la Patria, la construimos cotidianamente en cada paso productivo, en decisiones que enaltecen sus valores, en el trabajo incansable, perenne y honesto que realizamos, en la preparación educativa de nuestros hijos, en la brega por la libertad y democracia social, en la investigación y estudios de los académicos, profesionales y escritores dominicanos.

Todos colocan un granito de arena a engrandecer la Nación; sin olvidar aquellos gladiadores que empuñaron las armas, no con fines criminales, sino con el deber sacrosanto de retener la soberanía y la libre determinación de su pueblo, tal como lo hiciera la familia Duarte empeñando o vendiendo sus negocios para comprometerlos con el proyecto de Independencia. Mal hacen los que se entregan al interventor en nombre de un supuesto plan " gavillero", guerrillero, comunista o terrorista; porque entonces siempre tendremos la justificación malvada de abrirles las puertas de la Patria al invasor o intruso, como lo testimonia lo sucedido en la Guerra de Abril del 65 y los episodios entreguistas de Pedro Santana y Buenaventura Báez. Su conducta aireada so pretexto falso del peligro  que corre la misma.

Veamos ahora, en mi criterio, como se disminuye la Soberanía con acciones impropias y comportamientos egoístas, situados estrictamente en el plano social de la pura conveniencia y por vía de consecuencia amparados en mezquinos intereses de personas y clases sociales. Pedro Santana extrañando a los trinitarios y a otros- as mandándolos a fusilar para abrirse camino al poder con sus hateros a, sin tropiezos. Báez anexando el País y reeligiéndose seis veces como salvador de la Nación. Otras tantas desviaciones constitucionales e implantación del autoritarismo y la dictadura en las manos férreas de Lilís y el megalómano Trujillo.

En tiempos recientes y presente continuación de la conjurada reelección, cambiando el artículo respecto al crucial tema de la Carta Magna, por mandato del Presidente Medina al Congreso con la finalidad de sustentar el poder , bajo una gobernación cuestionada por cientos de escándalos de corrupción y malversación de los fondos públicos con evidencias incuestionables como jamás había sucedido en Dominicana.  La misma engañosa correría se repite;  medios, voceros y congresistas alegando un supuesto pedido a gritos del pueblo, y un presidente a callada, esperando la última y oportuna ocasión para justificar su hipocresía ambiciosa alegando razones de sacrificio por su pueblo, que lo demanda. Siempre la misma historia del sainete y el uso indiscriminado de los recursos públicos para imponer la desgraciada reelección, que tipifico a Balaguer como salvador en las voces de sus seguidores con ese: "y vuelve y vuelve".

La carencia de institucionalidad,  la inexistencia de una Ley de Partidos, la presencia de un Congreso actuando como caja de resonancia, la entrega del patrimonio boscoso a depredadores buscadores de oro con su maquinaria de muerte en grandes ganancias;  minas de oro de Cotuí y ahora la aprobación inicial por el Congreso de la Mina en la Provincia de San Juan; la venta de los Terrenos por 200 millones de pesos del  Central  Río Haina, constituyen un verdadero escamoteo de las riquezas del pueblo.

La no aplicación de la justicia en el sonado caso con raíces internacionales de Odebrecht, sin ningún gesto del Presidente en defensa de los millones de dólares robados  al erario en esas múltiples obras ejecutadas por el Consorcio sobrestimando su costo y ofertando cuantiosas comisiones que recibieron funcionarios;  la concentración de poder  en el ejecutivo y un Congreso inepto que no lee siquiera los proyectos , menoscaba frente a otros más allá de la frontera dominicana su institucionalidad soberana.

En verdad, así como alimentamos nuestro cuerpo, debemos alimentar  el  organismo social de la soberanía nacional, no con discursos y palabras altisonantes, sino con el ejemplo de la semilla duartiana, que sentencio:  "Nunca me fue tan necesario como hoy, tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón, conspiran contra la salud de la Patria".