La disminución registrada en los niveles de agua en nuestros ríos, presas y acueductos, como resultado de la sequía que afecta la República Dominicana, es suficiente para comunicar y sensibilizar a la población sobre el estado critico en el cual nos encontramos, aconsejando sobre la necesidad de ahorrar el preciado líquido. Sin embargo, estas acciones para mitigar el impacto deben estar acompañadas por otras iniciativas que minimicen las causas que contribuyen en la crisis que nos visita cada cierto tiempo.
Para identificar estas iniciativas se requiere establecer una relación entre la sequía y el territorio, registrando las necesidades y potencialidades diferenciadas ubicadas en cada lugar de la República Dominicana; a través de una mirada que trascienda el estudio del elemento agua y observe la relación del preciado líquido con su entorno.
Cuando se analizan los emplazamientos donde se produce el agua de nuestra nación, se evidencia la necesidad de continuidad reforzando en la cuenca alta los procesos de conservación y reforestación de los territorios en donde nacen las fuentes hidrográficas, apoyando el diseño y conformación definitiva de la gobernanza que debe crearse para estos espacios. De igual manera se deben diseñar esquemas de financiamiento que rentabilicen todos los esfuerzos que se producen en estos lugares para preservar y defender la cobertura forestal, tanto por sus propietarios como por las comunidades cercanas.
Al observar la cadena de distribución que se produce desde la presa hacia las zonas urbanas y rurales se advierte que la infraestructura de los acueductos para la provisión del agua potable, como los canales para irrigar las zonas rurales, requieren del mantenimiento continuo que permitirá disminuir las cuantiosas perdidas que en la actualidad se calculan en un 50% para las zonas urbanas y 80% para las zonas rurales. Esto debe ser una tarea continua tanto de las corporaciones de acueductos, como de las juntas de regantes.
Finalmente, el consumo debe ser garantizado a la población, con el fin de que las fuentes acuíferas subterráneas que se localizan en algunas zonas de nuestra nación, tanto en las áreas urbanas como en las rurales, no sean utilizadas de manera alegre y solo se permita bombear en atención a un esquema de regulación de aguas subterráneas.
Estas acciones que se derivan de una mirada a la sequia tomando en cuenta el territorio se deben consolidar a través de una gobernanza que delimite el rol de todas las instituciones vinculadas al tema, estableciendo una rectoría gubernamental para la definición de las políticas, identificando un ente regulador que permita dar seguimiento a la operatividad del sector e incorporando espacios de participación a nivel regional para la gestión territorializada de los componentes vinculados al sector, visto desde una perspectiva multi-sectorial.
Erick Dorrejo M. / @erickdorrejo