¡Ya me imagino a Luis Abinader entrando, embozado y con lentes oscuros, por una puerta trasera del Alma Mater de la UASD, a dar instrucciones para tumbar al gobierno con todos sus ministros, generales, multimillonarios, bocinas y lambones! ¡Ya me imagino a Luis Abinader, frenético y sudoroso, al frente de un gobierno provisional golpista, trancando a Danilo Medina, suspendiendo las elecciones de mayo y todas las garantías constitucionales y decretando un toque de queda a partir de las seis de la tarde! (Ya me imagino también la risotada de Monchy Fadul después de su inmenso disparate!).