Desde los últimos veinte años (1998- 2018) , la tendencia tecnológica digital que caracteriza al cibermundo en la República Dominicana  tiene que ver con el oleaje tecnológico de la Revolución 3.0, que  se ha intensificado en aspectos como : comunicacional, educativo,  jurídico, político, cultural y económico. Esto nos da una panorámica de cómo la sociedad dominicana  no puede ser comprendida en estos momentos si se dejan a un lado esos  aspectos.

Varias  compañías que compiten en el mercado de  servicios de redes digitales, de telefonía local e internacional, líneas fijas y móviles, Internet, vídeo conferencias y datas, son las que han impulsado la estructura de la Tercera Revolución Digital  y las que se encargarán de  empujar la próxima revolución.

En la República Dominicana, de una población de once millones de habitantes hay uno seis millones y seiscientos cuarenta mil sujetos cibernéticos navegando por los  intersticios del ciberespacio.  De estos sujetos, un promedio de cinco millones viven en interacción en  las redes sociales.  Aproximadamente 90 % lo hace desde su teléfono móvil. Como formamos parte del mundo digital, somos evaluados en relación con el Índice de Preparación a la Conectividad (IPC), el cual implica, el entorno de las TIC,  la disponibilidad de estas y el uso efectivo de estas por los principales grupos de interés de la sociedad, así como el impacto que generan en la economía y en la sociedad (Merejo, 15b).

A pesar que nos hemos estado expandiendo en cuanto a conectividad, no por eso se puede decir que  se ha avanzado  en relación a  los diversos componentes que forman el cibermundo, como son la cibereconomía , cibereducación, cibercultura y ciberseguridad. 

Es por eso, que en relación al Índice de Preparación  a la Conectividad (IPC) en el 2014 el país estaba colocado en la posición 90 y en el año 2015 pasó a la posición 95, en 2016, en la posición 98, siendo la posición 148, la escala máxima en cuanto a deficiencia en IPC de acuerdo a la mediciones del Foro Mundial Económico (FME, 2015; 2017).

En el 2016, el presidente Danilo Medina, inició un proyecto de República Digital,  que se ha estado edificando en  infraestructura tecnológica informatizada, en base a la Revolución Digital 3.0  y de manera puntual en los entornos virtuales para la educación y todo el proceso de  alfabetización digital de la sociedad.

Algunos de los puntos fundamentales de la Republica Digital (2018) para alcanzar dichos propósitos son:

a).Educación, que busca mediante un proceso de enseñanza – aprendizaje  que los dominicanos tengan acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). Para tales fines se han estado entregando miles de laptops a los estudiantes y otros beneficios como becas, formación en multimedia, Software y redes y  631 escuelas con kits de robótica.

b). Acceso al despliegue de infraestructura tecnológica  digital y  de estrategias que buscan el acceso a los dominicanos a las TIC, y de esa forma tratar de reducir la brecha digital , la conexión al ciberespacio a las diferentes instituciones gubernamentales en lo virtual, para obtener servicios de ciudadanía (ejemplos: expedir un pasaporte o una licencia de conducir) sin tener que desplazarse a un lugar  físico determinado .

c) Productividad y empleo, que consiste en la conexión al Gobierno digital (específicamente el plano económico) de las micro, pequeñas y medianas empresas, con el objetivo de obtener un mejor nivel de competitividad.

Como eje trasversal último  se encuentra el de Gobierno digital, abierto y transparente, que apunta a transparentar los servicios públicos.

El panorama dominicano se cubre de conexiones e hiperconexiones al ciberespacio   y de infraestructura digital relacionada con la Revolución 3.0, apenas existen rasgos aislados de la llamada Cuarta Revolución Industrial, como la existencia de la Impresora 3D, que es un tipo impresora digital que crea objetos sólidos en tres dimensiones.

Sin embargo, existen empresas  privadas que  han comenzado instalaciones  con estructuras tecnológicas que tienen que ver con esta revolución. Hay centros médicos privados que utilizan la robótica. En la intervención contra el cáncer de próstata, la robótica en la cirugía ha funcionado desde el 2011 en el  Centro de Diagnóstico y Medicina Avanzada (Cedimat).

En colaboración con el robot, el médico trabaja como si fuese piloteando un avión (…)”robot sólo extrae el tumor, contrario a la cirugía tradicional, que extirpa la próstata completa “de acuerdo al urólogo alemán Stephan Thueroff, lo que reduce el “(…) riesgo de  la pérdida de la virilidad, uno de los temores generalizados entre los hombres” (Luciano, 30/1/2011).

Además de este tenemos  el Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS), que desde el 2014 tiene el  Instituto de Cirugía Robótica del HOMS, donde ha estado realizando cirugías de cáncer de colon, de próstata, urología y ginecología, gracias al robot colaborativo, que tiene que ver con la Industria 4.0. 

En dicho Hospital “Cuatro salas disponen del Robot Da Vinci y componen el 30% de la capacidad quirúrgica del HOMS” (.Cruz Gil,1/5/20150)  en las cuales este forma parte de intervenciones quirúrgicas y  el cual funciona en colaboración con el cirujano. El médico se sienta en la consola robótica y la va manipulando en el proceso de la intervención quirúrgica que realiza el robot. Cada movimiento del  cirujano (sentado en la consola) se traduce en un movimiento del robot.

Hay una trabajo colaborativo entre cirujano – robot –paciente. Este último  se relaciona con el robot, el cual  pone sus brazos quirúrgicos  en movimiento al compás de los brazos en movimiento del cirujano, en un primer  momento  con  los punzones de microcirugía (realizados con precisión por Da Vinci), los cuales consisten en tres orificios y uno de estos se aloja una cámara de alta resolución  para que el cirujano, que está sentado en la consola robótica, pueda observar y construir imágenes de forma  tridimensional al interior del paciente y además, que puedan ser trasmitidas en tiempo real para la enseñanza –aprendizaje médica; en los otros orificios se insertan los instrumentos quirúrgicos.

Es en este plano de la medicina avanzada que se muestra una tendencia de la Revolución 4.0, como también en la Asociación de Industrias de República Dominica, que en su revista HechoenRD (diciembre 2016), presentó diversos trabajos en relación a la Revolución Industrial 4.0 y su posible impacto en la sociedad dominicana. Sin dejar a un lado el sector bancario, como es el caso del Centro Digital del Banco Popular Dominicano, que articula lo híbrido entre lo virtual y lo real, donde los sujetos cibernéticos interactúan con dispositivos electrónicos: tabletas, móviles y cajeros automáticos y mesas interactivas; marcando tendencia de proyección multimodal en la educación financiera de la revolución que hoy se etiqueta como 4.0

En la República Dominicana, todavía estamos muy lejanos en el proceso de agotamiento de la Tercera Revolución Digital, ya que existen unos imaginarios sociales que bloquean los que son las revoluciones en el cibermundo. Como bien precisa  Mansellos :

Los ciudadanos, los funcionarios públicos y líderes empresariales encuentran difícil entender los sistemas computacionales avanzados (…). Pero los imaginarios sociales imperantes son persistentes  y fomentan la idea de que basta con conectar  a los no conectados para lograr sociedades de información  inclusiva, junto con la mejora de la alfabetización  técnica digital y una mínima intervención en el mercado  para responder a la amenaza. (2017, p.74).

Estos imaginarios sociales definidos como nociones e imágenes que influyen en el accionar  colectivo de  una sociedad, como apuntaba el filósofo  Charles Taylor y el cual es citado por Mansellos (ídem). 

Hay unos imaginarios que arropan a la sociedad dominicana con relación a la conexión o no conexión en el ciberespacio, en simple alfabetización digital  relacionada a las TIC, sin fomentar por parte del Gobierno, los empresarios y las universidades, una política educativa de espíritu de cambio y creatividad ante la agitación que empieza a general lo que muchos especialistas han llamado la revolución  4.0.

Para enfrentar esos imaginarios hay que comprender, como bien dice Castells:

       Las políticas educativas son centrales en la producción de recursos humanos capaces de operar un sistema productivo en cambio continuo, no solo tecnológico, sino organizativo y de mercado, tanto locales como globales (…). Lo importante no es la educación aplicada a técnicas muy concretas (que quedan pronto desfasadas) sino la educación  que incrementa capacidades cognitivas de orden general, como las matemáticas, la Filosofía (no la ideología, sino el razonamiento riguroso) y la gestión de empresas y organización. (2015, 309).