1.-Las revistas literarias y su importancia histórica

De un artículo publicado en la Revista iberoamericana, Vol. LXII, Núm. 175, Abril-Junio 1996,  El catedrático José Ismael Gutiérrez (1964) de la Universidad de la Laguna de las Palmas de Gran Canarias, titulado:  “La crítica literaria en la Revista de América de Rubén Darío y Ricardo Jaimes Freyre”, inicia exponiendo lo que eran las revistas literarias en general, sobre todo en los años de la edición de esta:

“Tanto en la gestación como en la evolución de los movimientos estéticos y literarios, las revistas, como portadoras de ideas revolucionarias, han desempeñado siempre un papel trascendental cuyo alcance, pese a haber sido reconocido por algunos críticos, apenas ha sido tenido en cuenta con la debida atención. Sólo en los últimos años algunos trabajos de esta índole han visto la luz pública. Decisivo órgano de difusión intelectual, fruto secundario de la imprenta, la revista representa un valioso documento que, tanto dentro de los límites de un intervalo sincrónico o en el discurrir diacrónico de la historia literaria de un país, atestigua el estado real de la cuestión literaria, las líneas fundamentales de las letras nacionales, las preferencias, el gusto o los gustos imperantes, el complejo abanico de formas, de tendencias, de posibilidades que convergen. Ya lo dijo José Ortega y Gasset (1883-1955): en las revistas, mucho mejor que en la escritura reposada del libro, se halla la literatura de un tiempo en la influyente realidad de hacerse cada día.”

(https://accedacris.ulpgc.es/bitstream/10553/17787/1/critica_literaria_Revista_America.pdf)

2.-La Revista de América de Rubén Darío y Ricardo Jaimes Freiyre

Rubén Darío (1867-1916), triunfante, cuando ya se había llamado al movimiento modernismo, si recordamos que con Azul editado en 1888 en Chile y  en 1890 en Guatemala, se le ha considerado el acta de nacimiento oficial del movimiento,  hubo importantes poetas que estaban renovando las letras continentales, y de hecho, hoy no se les considera precursores sino fundadores del mismo aunque esos textos no tenían una denominación común. Por eso no es de extrañar que Darío se preocupara por editar una revista con un título ambiciosamente continental: Revista de América, acompañado de un joven poeta boliviano, no muy conocido entonces: Ricardo Jaimes Freyre  (1868-1933).

http://bibliotecadigital.bibna.gub.uy:8080/jspui/retrieve/244678

En efecto, el 20 de agosto de 1894 apareció la Revista de América como quincenario y aunque solo tuvo tres números, el segundo del 5  septiembre y el tercero el 1ero.  de octubre, no fue la primera, ya que, con el título de Azul, había aparecido en México dirigida por Manuel Gutiérrez Nájera (1858-1895) y Carlos Díaz Dufoo (1861-1941), el 6 de mayo de ese año y con mayor vida, hasta el 11 de octubre de 1896.

Aunque las ediciones eran de 1000 ejemplares, estas habían desaparecido, hasta que Alamiro de Ávila Michel (1918-1990), Director de la Biblioteca de la Universidad de Chile mostró los tres números y desde entonces ediciones facsimilares han circulado.

Lo más importante, fue la nota editorial, la única aparecida en los tres números, que es casi todo un manifiesto. O por tal podría tenerse.

Llamando la atención un detalle importante: Al concluir cada párrafo, en vez de un punto y aparte, hay un punto y coma, como haría José María Vargas Vila (1860-1933). Ignorando quién copió a quién; extrañando que Darío lo hiciera.

3.-El manifiesto Modernista de la Revista de América

Sin duda, escrito por Rubén Darío, sin que aparezca el nombre del movimiento:

NUESTRO PROPÓSITO

Ser el órgano de la generación nueva que en América Latina profesa el culto del arte puro, y desea y busca la perfección ideal;

Ser el vínculo que haga una y fuerte la idea americana en la universal comunión estética;

Combatir contra las facilidades y contra la iconoclastias;

Levantar oficialmente la  bandera de la peregrinación estética que hoy hace tan visible el esfuerzo de la juventud de América Latina a los Santos Lugares del Arte, y a los desconocidos orientes del ensueño;

Trabajar por el brillo de la lengua española en América, y, al par que por el tesoro de sus riquezas antiguas, por el engrandecimiento de esas mismas riquezas, en vocabulario, rítmica, plasticidad y matiz;

Luchar porque prevalezca el amor a la divina belleza, tan combatido hoy por invasoras tendencias utilitarias;

Servir en el Nuevo Mundo y a la ciudad más grande y práctica de la América Latina, a la aristocracia intelectual de las repúblicas de lengua española: esos son nuestros propósitos.

                                         LA DIRECCIÓN

Colaboradores de la Revista

Junto a personajes como Enrique Gómez Carrillo (1873-1927)), Salvador Rueda (1857-1933), el colombiano Rafael Núñez (1825-1894), protector de Darío; su compañero Ricardo Jaimes Freyre; aparece un poeta argentino muy popular entonces, del cual aquí se reproducían versos en la revista Mefistófeles: Leopoldo Díaz (1862-1947), y otros nombres hoy olvidados como Brocha Gorda, el padre de Jaimes Freyre: Julio Lucas Jaimes (1840-1914); Julián Martel (1867-1896), Víctor Arreguine (1863-1924), y etcétera

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4.- Dos poemas breves de Rubén Darío

Joven y con bigote https://lh3.googleusercontent.com/proxy/IZdQ_

 

Que el amor no admite cuerdas reflexiones

Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura
nos enciende el pensamiento
la locura.

No pidas paz a mis brazos
que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos
y son de incendio mis besos;
y sería vano intento
el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento
la locura.

Clara está la mente mía
de llamas de amor, señora,
como la tienda del día
o el palacio de la aurora.
Y el perfume de tu ungüento
te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento
la locura.

Mi gozo tu paladar
rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar:
Mel et lac sub lingua tua.
La delicia de tu aliento
en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento
la locura.

Amo, amas

Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.

Y cuando la montaña de la vida

nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

5.-Dos poemas de Ricardo  Jaimes Freyre

Ricardo Jaimes Freyre, joven https://www.poemas-del-alma.com/blog/wp-content/uploads/imagenes-galerias/dd0eb9c.jpeg

Ricardo Jaimes Freyre, joven

https://www.poemas-del-alma.com/blog/wp-content/uploads/imagenes-galerias/dd0eb9c.jpeg

Siempre

¡Tú no sabes cuánto sufro! ¡Tú que has puesto mis tinieblas

en mi noche, y amargura más profunda en mi dolor!

Tú has dejado, como el hierro que se deja en una herida,

en mi oído la caricia dolorosa de tu voz.

Palpitante como un beso; voluptuosa como un beso;

voz que halaga y que se queja; voz de ensueño y de dolor…

Como sigue el ritmo oculto de los astros el Océano‚

mi ser todo sigue el ritmo misterioso de tu voz.

¡Oh, me llamas y me hieres! Voy a ti como un sonámbulo

con los brazos extendidos en la sombra y el dolor…

¡Tú no sabes cuánto sufro! Cómo aumenta mi martirio

temblorosa y desolada, la caricia de tu voz.

¡Oh, el olvido! El fondo oscuro de la noche del olvido,

donde guardan los cipreses el sepulcro del Dolor!

Yo he buscado el fondo oscuro de la noche del olvido,

y la noche se poblaba con los ecos de tu voz…

Entre la fronda

Junto a la clara linfa, bajo la luz radiosa

del sol, como un prodigio de viviente escultura,

nieve y rosa su cuerpo, su rostro nieve y rosa

y sobre rosa y nieve su cabellera oscura.

No altera una sonrisa su majestad de diosa,

ni la mancha el deseo con su mirada impura;

en el lago profundo de sus ojos reposa

su espíritu que aguarda la dicha y la amargura.

Sueño del mármol. Sueño del arte excelso, digno

de Escopas o de Fidias, que sorprende en un signo,

una actitud, un gesto, la suprema hermosura.

Y la ve destacarse, soberbia y armoniosa,

junto a la clara linfa, bajo la luz radiosa

del sol, como un prodigio de viviente escultura.

Nota especial:

Erratas advertidas: En nuestro artículo “Trina de Moya poeta sorprendente” publicado el 18 del presente mes hubo dos errores: El primero que el nombre del padre de la poetisa (como quieren los veganos que se diga) es Ramón y no Román y la fecha de nacimiento de Horacio Vásquez es 1860 y no 1950 o 1850) https://acento.com.do/opinion/la-sorprendente-poeta-trina-de-moya-8883796.html