Es casi unánime la opinión de que el sistema político dominicano atraviesa por una de las peores crisis por la que haya atravesado en su historia reciente. Entre quienes apoyan o adversan el gobierno hay coincidencia en cuanto a la complejidad de esta crisis, en la incertidumbre sobre el desenlace que esta pueda tener y en la dificultad de diseñar una respuesta lo suficientemente clara para superarla, de acuerdo al interés de cada una de las partes. En la parte opositora, algunos expresan ideas interpretativas del momento político y sobre la caracterización del movimiento de protesta y sobre la relación partidos/movimiento en una perspectiva que sí permite una la discusión que es indispensable e impostergable. Otros se cierran a esta discusión.
En lo que se refiere al gobierno, como se preveía, el desatape de la podredumbre de los negocios de la Odebrecht en el país y de las poco transparentes relaciones del principal sobornador de esa empresa, Joao Santana, con la primera figura del Estado, ese destape iba a convertirse en una profunda de crisis de gobernabilidad, la cual se reflejaría en las pugnas entre las facciones del PLD y en las relaciones de algunos altos dirigentes con los jefes de esas facciones. El caso de Felucho Jiménez, que tiene talento, boca dura y cabeza propia, constituye una demostración de esa previsión. Felucho ha derramado la leche y todos sabemos que cuando un líquido se derrama es imposible recogerlo.
Sin embargo, me interesa destacar el tema de las relaciones movimiento de protestas/partidos políticos, porque en el tipo de relacionamiento o distanciamiento entre ambas componentes está la clave para el desenlace de la presente crisis política y para el futuro inmediato o mediato y del abanico de fuerzas que de una u otra manera pretenden superar el estado de cosa actual. Algunos plantean esas relaciones en términos dicotómicos, blanco o negro, o de confrontación y esa perspectiva de análisis o de acción, solo conducen a un inútil desencuentro entre esas componentes, siendo esto el balón de oxígeno al que apuestan los estrategas del gobierno para sobrepasar la crisis y provocar una suerte de muerte natural del movimiento.
Algunos apuestan o esperan a que del movimiento salga el partido político, el príncipe, que finalmente conduzca este pueblo a su redención; una idea muy seductora. Es lo deseable, pero si hay una esfera de la vida donde lo deseable es pocas veces realizable, es en la esfera política. Muchas las experiencias que nos dicen que, en la generalidad de casos, de los movimientos de generalizadas protestas surgen partidos políticos cuando los principales animadores y gran parte de integrantes de ese movimiento tienen detrás de sí una sólida experiencia política y una memoria colectiva cuya referencia son las luchas de vastos sectores políticos, gremiales y sindicales desarrolladas a través del tiempo. No es nuestro caso.
La anunciada y deseada muerte de los partidos de la oposición (de un determinado partido de la oposición), es falsa, y hasta disparatada. Hasta el momento estos son y deben ser tenerse en cuenta para sostener y ampliar el movimiento de protestas de manera efectiva. La discusión sobre la relación partidos movimiento debe hacerse ya, y de manera franca, debe hacerse antes de que el inexorable tiempo del calendario político avance y con el mismo, la siempre latente amenaza de que el cansancio se haga presente en muchos de los actuales participantes del movimiento.
Es importante que la discusión se haga antes de que los tiempos del calendario político avancen hasta el punto de que muchos se sumerjan en la lógica de esos tiempos: el de los aprestos y uso de la energía de cara a enfrentar los procesos los electorales a los cuales no pocos de los participantes en el movimiento tienen en mente, o por lo menos como parte de los muchos temas a los cuales deben dar respuesta. No es tiempo para hablar de elecciones, está claro. No se puede utilizar la energía en otra cosa que no sea en la organización y ampliación de la lucha contra la impunidad y contra los esfuerzos de este gobierno y su partido para capear el temporal en que se encuentra, pero es necesario debatir sobre el tema de las relaciones partido movimiento.
Cuanto antes mejor.