La rutina de la flexibilidad cuantitativa (QE) en un grupo selecto de países, como política contra cíclica ante grandes calamidades –gran crisis financiera desde 2007 y ahora con el corona virus- ha sido poco entendida a la luz los resultados observados de mi artículo anterior.

Lo digo por conversaciones telefónicas, comentarios a través del correo electrónico o por medio de mensajerías muy en uso en la actualidad. En general, mi conclusión es la pobre comprensión en los colegas de los asuntos monetarios y financieros. En la tierra del señor, todos los pastores tienen cabida, me comentaba un amigo intentando tranquilizar mi asombro.

Desde Australia, mi hijo Humberto me observó que no incluía a esa nación entre las que ha llevado a cabo la QE y me dio los detalles del actual programa australiano en ese sentido, programa que más adelante resumo.

Antes quiero aclarar que la QE no es un programa de dádivas como muy a menudo se lee en distintos medios y en la pluma o voces de distintos opinadores que ignoran la economía monetaria moderna y, en especial, el mecanismo del dinero crediticio –y sus ilimitadas posibilidades- cuando el patrón monetario es fiduciario, como lo expuso J.M. Keynes -y que refiero en mi último libro sobre Crisis de la banca, de la moneda y del estado.

Incluso, en nuestro país veo a colegas anclados en las tesis monetarias de nuestros gobernantes de la segunda mitad del siglo XIX, cuyas ideas rudimentarias sobre el gasto público se confundieron con emitir dinero antes que en los ingresos tributarios. Pudiera perdonarse – a aquellos gobernantes- el estado sombrío del aprendizaje de la época, con apenas un liceo y el predominio de la ignominia del analfabetismo.

Sin embargo, 150 años después, volver a defender la pura emisión monetaria para sufragar el gasto de un gobierno dispendioso o no, quiero entender esa propuesta como un exceso de emoción.

Ya habrá tiempo de desmontar esa tesis y demostrar las múltiples opciones que tiene un gobierno en nuestro país para enfrentar  el choque del coronavirus, para lo cual se requiere creatividad, personal capaz y bien formado, pero sin olvidar que República Dominicana dispone de grandes riquezas naturales y públicas. Además es la primera economía en Centroamérica y el Caribe.

Mientras tanto, vuelvo a explicar el funcionamiento, metas y alcances de la QE, lo cual –a la vez- servirá para desmontar otro mito: que esos programas de flexibilización o expansión monetaria se construyen para salvar a los más pudientes.

La nueva ronda de QE 2020

Un grupo de países con origen anglosajón –EEUU, Australia y Gran Bretaña- ha sido muy activo en iniciar la nueva ronda de QE. La Unión Europea evidenció una profunda crisis interna con la solidaridad dentro del grupo con motivo del coronavirus. Luego de varias rondas de reuniones se buscó una solución transitoria con un paquete de unos 500 mil millones de euros.

Estados Unidos ha dispuesto 2.3 billones de dólares para enfrentar el fenómeno e intentar penetrar con liquidez extrema los canales crediticios para que el ciclo económico de esa nación pueda en un período breve retomar los tres últimos años con un crecimiento importante. Sin embargo, algunos economistas estadounidenses calculan en 4 millones el efecto multiplicador de los 2.3 millones de nueva deuda puesta en circulación para financiar el programa de la QE.

Australia, a su vez, ha sacado al mercado un importante paquete en dólares australianos, comprando decenas de millones de  residential mortgage-backed securities a los bancos, a la vez que bajó la tasa de política monetaria a 0.25 % con lo cual busca mantener liquidez en el sistema de pagos. La base de la QE es también un paquete de financiamientos del gobierno soportado en bonos que compra el Banco Central.

El punto de partida

El punto de partida de la QE es el congreso estadounidense que modifica la ley de presupuesto y gastos y aprueba un paquete de fondos especializados para contrarrestar el momento del ciclo económico.

El Congreso estadounidense autorizó bonos por 2.3 billones de dólares que a través de la Reserva Federal y del Tesoro llegarán a las zonas que permitan minimizar el efecto del momento de desastre.

Esa enorme suma de dinero, si la comparamos con el PIB de República Dominicana, va dirigida a la compra de préstamos pymes, la Reserva Federal dispondrá de hasta 450 mil millones para comprar préstamos a los bancos o hasta el 95 % de esos préstamos de empresas medianas y de personas, otra suma importante va destinada al apoyo de programa de nóminas de empresas que no pueden despedir trabajadores y debe mantenerse en producción, otra porción se destinará al programa de préstamos municipales o estaduales con lo cual aliviaría a muchos municipios sobre endeudados, como Puerto Rico, y otra gran porción será destinada por la Reserva Federal a la compra de deuda corporativa, es decir, la de grandes volúmenes.

Hay disponibles unos 100 mil millones para la compra de valores respaldados por tarjetas de créditos y otras formas de deudas de los consumidores.

Como puede apreciar el lector, la QE busca impedir la paralización de la economía.

Sin embargo, no es dinero de la Reserva Federal lo que se coloca al frente del programa QE. La base de esos recursos es la autorización del congreso estadounidense para que se rompa el límite de la deuda pública por la cantidad arriba indicada, con nuevas emisiones de bonos del Tesoro que adquieren los intermediarios financieros de ese país, los bancos centrales de otros países con superávit financiero y los grandes fondos de inversión que en momento de crisis busca activos financieros seguros. Estados Unidos nunca ha deja de pagar su deuda pública y ello le permite colocar esa emisión de deuda.Son los bonos del Tesoro, de mucha confianza y cero riesgo.

La Reserva Federal es el canalizador de una parte de esos fondos, pero el Tesoro, que coloca otra parte, crea un comité de control de esos fondos junto al banco central estadounidense.

Algunos entienden que eso es dinero fácil. En cierta medida pudiera entenderse así. Sin embargo, es una conclusión precipitada. Solo una porción se va sin garantías reales, como los beneficios a los desempleados, etc.

Todas las entidades que reciban fondos deben dar garantías, colaterales para clasificar. Esas garantías pueden ser diversas, pero las mismas que exigen los bancos para dar un préstamo: un activo real o un paquete de acciones de la  empresa beneficiada. Asimismo, los beneficiarios no pueden repartir beneficios hasta tanto no salden las deudas.

De esa forma, la QE no es un cheque en blanco. El Tesoro de Estados Unidos, en el mediano plazo, logra una recuperación bien alta de esos fondos. El caso más conocido es el de General Motors que fue estatizada en la crisis de 2007-2008. Cuando esa empresa se recuperó y empezó a cotizar en bolsa, el Tesoro estadounidense recuperó con mucha ganancia lo que invirtió en rescatarla.

Cuando en el anterior artículo señalaba que nuestro país tiene dificultades para implementar un programa similar, fundamento la opinión en el hecho de que no tenemos leyes que obliguen a las empresas a seguir un patrón similar al modelo anglosajón, a pesar de las reformas de la ley sobre sociedades de los últimos años.  El sistema legal dominicano tiene muchas trabas para rápido endoso de acciones a favor de un  acreedor. Ni hablar del proceso de ejecución de las garantías.

Junto a ello debemos disponer de un mecanismo de deuda pública distinto. También hay que disponer de un sistema de consecuencias contra los funcionarios públicos, con penas sobre automáticas de 10 a20 años de cárcel para aquellos que generen corrupción, como es la condonación de deudas, arreglo del pago de intereses, no registro de las garantías a favor del Estado, etc.  Voy a poner dos malos ejemplos que evidencian que bajo el actual régimen legal la QE no es posible.

Recordemos los préstamos a las zonas francas hechos por el Banco de Reservas – con garantía de Hacienda- en el segundo gobierno de Leonel Fernández. Ese dinero no se había recuperado. Las empresas beneficiadas no pusieron garantías y entienden que no deben pagar, a pesar del crecimiento económico de las empresas que se beneficiaron.

El segundo ejemplo se refiere a la Junta Monetaria del Banco Central y su política  errática: en 2019 exoneró del pago de deuda de unos 76 millones de dólares a un grupo familiar que en los años 1990 recibió un préstamo de Infratur para un desarrollo en Playa Dorada.

Un Estado con déficit fiscal y generando deuda externa para cubrirlo, no fue capaz de recuperar los préstamos garantizados a las empresas de zonas francas, empresas que disfrutan, además, de un régimen fiscal subsidiado. Del otro lado, un banco central con un déficit cuasi fiscal de unos 1,200 millones de dólares anuales que exonera una deuda en dólares y pierde un activo valioso para traspasar a un privado que nunca honró ese pasivo.

Entre 2005 y 2020 el banco central ha perdido reservas internacionales por unos 18 mil millones de dólares practicando una política monetaria estúpida, pero comprada por políticos ignorantes que en la actual crisis no saben qué hacer –unos-, y otros no saben ni de qué hablar. Si el banco central hubiese seguido otra política monetaria, ese dinero o gran parte de él estuviera dispone para enfrentar la nueva crisis.

Cuando en el primer artículo recordaba a Alexander Hamilton, uno de los llamados padres fundadores de los Estados Unidos, lo hacía para refrescar el origen de la confianza en los actos económicos estadounidenses. Siendo secretario del Tesoro no sólo creó el primer sistema monetario del nuevo estado, sino que también incluyó a la primera casa de acuñación de monedas. En tercer lugar, advirtió importancia de que las leyes incluyan consecuencias para sus violadores.

Junto a la creación de la casa de acuñación de monedas, hizo que el Congreso aprobara las penalidades para quienes la violaran o intentasen hacerse con los fondos públicos. Se dispuso la pena de muerte para aquellos responsables de la casa de la moneda que falsificaran de alguna forma el dinero a acuñar.

Si en República Dominicana no se aprueban consecuencias drásticas para castigar a los que manejan fondos públicos de manera irresponsable, es difícil una QE en el país. El estado quedaría en ruina –para siempre- con el primer intento, dada la facilidad con que las instituciones condonan deudas, prestan dinero público sin garantía, etc.

calvoperalta@msn.com