Las jornadas por defensa de nuestros recursos naturales, como la de los Haitises, la conciencia sobre la necesidad de una mayor inversión en la educación ampliada el movimiento por el 4%, la defensa de innegociables principios constitucionales, el poderoso movimiento de opinión que obligó a un disminuido presidente Fernández a renunciar a una tercera repostulación, son victorias del pueblo y de algunos medios y personas que hacen opinión.

Entre estos, es justo destacar denuncias de los actos de corrupción que cometen algunos funcionarios y allegados del presente gobierno que, en sus respectivos espacios, hacen  las periodistas Nuria Piera y Alicia Ortega. Estas, juntos a otros comunicadores, con sus sostenidas denuncias, han asumido el papel de oposición a la presente administración, al cual renunciaron quienes formalmente constituyen la dirección del PRD.

De igual manera, han sido la voz/mala conciencia de algunos dirigentes del PLD que por tacticismo, han mantenido el silencio ante el desfalco al erario público cometido por algunos de sus compañeros y ante las flagrantes violaciones a elementales principios constitucionales cometidos por la corriente continuista de ese partido. Por ser voces de sistemáticas denuncias, desde algunas esferas del gobierno se han hecho varios intentos de callarlas, fallidos todos.

De estos intentos, por su contenido, el más grosero e intolerable lo constituye el último pronunciamiento del señor Euclides Gutiérrez. Este, ante la contundencia y veracidad de los hechos que se le imputan, ha recurrido al espurio y xenofóbico argumento de que por los orígenes de las referidas periodistas estas no son dominicanas, restándoles méritos y derechos para realizar sus labores de defensa de los mejores intereses de este país.

Es como si en su momento, por sus orígenes, a Hostos y Betances, puertorriqueños y antillanos, se le hubiese negado el derecho de  hablar de los problemas de este país, si a Marx, radicado y posteriormente enterrado en Londres se le hubiese negado a denunciar las inhumanas condiciones de vida de la clase obrera inglesa, porque este era de origen alemán o si a Bosch, de padres de orígenes extranjeros, se le hubiese negado el derecho a fundar los dos más grandes partidos de este país y de haber sido presidente de la república.

Quienes en algún momento intentaron descalificar a estos pensadores por el origen de sus progenitores o por el de ellos mismos, lo hicieron por chovinismo huero, por un patrioterismo que sólo ocultaba una posición reaccionaria para proteger los sus espurios intereses personales o grupales.

En nuestro país, Nuria y Alicia han sido dos de las voces que con más sistematicidad, pruebas documentales e informaciones han contribuido a crear conciencia sobre lo nefasto que sería para esta sociedad la continuación del presente estado de cosas. A pesar de la compra a numerosos comunicadores y la presión contra otros tantos, no ha podido impedirse que un importante sector de la prensa dominicana haya jugado un papel estelar en la lucha por  el respeto a las leyes e institucionalidad democrática, sin este papel difícilmente se hubiera derrotado la ilegal intención continuista y no se puede desligar la lucha de ellas dos contra los actos de corrupción de muchos de los principales auspiciadores del continuismo.

En tal sentido, el apoyo a ellas dos no solamente constituye una defensa a la libertad de opinión en este país, al establecimiento de normas mínimas de transparencia en el manejo de la cosa pública, sino una lucha contra toda expresión de xenofobia e intolerancia que, como esta última del señor Gutiérrez, no pocas veces se han esgrimido aquí y en otros países y han servido para exorcizar las más bestiales pasiones humanas que han terminado en verdaderos holocaustos.