La palabra es amiga y enemiga, revolotea, huye, se detiene, avanza, corre, salta, se escabulle, se presenta, escapa. La palabra es luz y oscuridad, golpea y acaricia, ofende y ama, odia y se deprime, alegra, entristece y espanta. La palabra es propiedad de nadie, tuya, mía y suya. La palabra hace gestas, crea pueblos y nacionalidades, borra fronteras, lleva a las guerras y logra las paces. La palabra llega a todas las casas, provoca sentimientos, mueve voluntades, organiza los hechos de cada jornada… y hasta sirve para llenar una columna diaria, cuando no se tiene un tema que trascienda a las grandes mayorías nacionales.