Shinseki es el apellido  de un general de los EEUU ex Jefe de Estado Mayor del Ejército que cayó en desgracia en 2003 durante la administración Bush por haber cometido el pecado de dar a conocer las cifras reales de efectivos que sería necesario emplear en la conquista y ocupación de Iraq. El número de tropas que él dijo que serían necesarias era mucho más alto que la cifra prometida por Donald Rumsfeld y santificada por Bush. Tres años más tarde John Abizaid, entonces Jefe de Estado Mayor del CENTCOM afirmó en testimonio ante el Congreso que Shinseki había estado en lo correcto.

Eric Shinseki, general de cuatro estrellas, fue designado en el 2009 como el séptimo Secretario de Estado para la Administración de Veteranos y en unas declaraciones recientes ha dado a conocer algunos datos espeluznantes.

Cada día, lease bien, cada vez que el reloj completa 24 horas, 18 veteranos (militares desmovilizados) se suicidan en los Estados Unidos. Es decir, para que entendamos major la cifra: cada día, el número de veteranos que se suicida es mayor que el número de soldados activos que caen en combate frente a las guerrillas talibán y la insurgencia en Iraq.

Cuando Shinseki dio a conocer este dato pensé que yo había leído mal y me fue necesario verificar cuidadosamente la información. El dato es correcto. 18 veteranos de las fuerzas armadas de los EEUU se suicidan diariamente.  Esta cifra registra un incremento del 26% para los años 2005-2007 evidentemente como producto de las atrocidades cometidas en Iraq/Afganistán. Pero la preocupación del general Shinseki contiene otras vertientes.

De los 18 que se suicidan diariamente, solamente cinco están recibiendo atenciones, cuidados y medicamentos bajo los programas de la Administración de Veteanos conocida en ingles como V.A.  Según Shinseki esto demuestra que los veteranos no están recibiendo los cuidados y atenciones que les fueron prometidos y a los que tienen pleno derecho porque la entidad no logra atraerlos ni está teniendo el éxito deseado en impedir los suicidios.

A las muertes por suicidio de Veteranos  Eli Clifton, redactor de la publicación a que hago referencia añadió otro dato: el suicidio de militares en servicio activo, que no están contabilizados en las cifras citadas más arriba, también aumentó pasando de 127 en el año 2008 a 147 en los primeros 10 meses del año 2009.

Con estos datos uno debería pensar que las posibilidades imperiales de los Estados Unidos están severamente limitadas y que las intervenciones militares pequeñas y grandes en decenas de conflictos en cualquier parte del mundo están condenadas a peor suerte porque ¿ quién puede sostener una tasa de suicidio de sus ex militares sin que el hecho tenga consecuencias desastrosas en el cuerpo social en su conjunto, el reclutamiento de nuevos soldados y la permanencia de los que ya están dentro?

La población aporximada de Veteranos de las dos guerras citadas ronda los dos millones de personas, muchas de los cuales han debido repetir las rondas de servicio en lugares hostiles y peligrosos donde la población local adversa su presencia convirtiendo la estadía en una situacion extrema.  En efecto, lo que hace estas dos guerras tan distintas a otros conflictos es la inexistencia absoluta de retaguardia con lo cual, donde quiera que estén, los soldados viven el stress del frente.

Dada la hostilidad de la población local a la presencia de tropas extranjeras estas siempre, donde quiera que estén, pueden ser atacadas, incluso dentro de los propios cuarteles cuando un soldado de origen local ametralla a los otros o un mortero estala en pleno patio o un camion cargado de explosivos se lanza con un atacante suicida contra la entrada. Es decir,  al no estar ni sentirsse seguros en ninguna parte, los soldados se agotan antes de tiempo y si a esto se suma la brutalidad que se deriva de la conducta de tropas en este tipo y nivel de confinamiento, entonces puede entenderse los estragos que esta situación ha producido en la tropa y así podemos entender los números publicados por las autoridades.

Sin embargo, y este es el otro lado de la luna, no vaya nadie a creer que los suicidios ni todos los problemas mentales de los que sufren PTSD (Post thraumatic Stress Disorder) son suficientes para disuardir al complejo militar industrial de seguir promoviendo y participando en guerras. Como resultado de la situación descrita y también de los descomunales costos asociados con estas intervenciones, los EEUU ha relanzado la política de Operaciones Encubiertas mediante las cuales unidades de élite ejecutan en el terreno todas las operaciones de Guerra Sucia que los magnates civiles deciden. Así se ejecutó la muerte de Ben Laden en Pakistan, así mataron a Al Awlaki en Yemen, a Raul Reyes en la frontera de Colombia con Ecuador y así intervienen en Somalia, bombardean Libia abiertamente con la intención de matar a Qadhaffi.  De todos modos, escribiré un recuento del alcance del relanzamiento de la Guerra Sucia basado en una publicación que al respeto public el NYT hace apenas algunos días.