Oponer el discurso al texto no resulta para nada descabellado, puesto que tal oposición equivale en el estructuralismo a las que se establecen, por ejemplo, entre significado/significante, plano de la expresión/plano del contenido, estructura profunda/estructura superficial, objeto/representamen, etcétera.
Lo que solemos denominar con el nombre de texto (del latín textus) corresponde al significante/representamen de uno de los estados sincrónicos de un discurso. Asimismo, un discurso es una construcción significante mucho más compleja que textus, en tanto corresponde al significado/sentido. No es posible comprender el discurso de un hablante a partir del texto que lo divulga en un estado sincrónico, ya que la expresión verbal o no verbal de un hablante remite, no solo a la sociedad en que se desenvuelve, sino además, a su historia (pancronía). Diremos, entonces, que los textos son el vehículo a través del cual se transporta un discurso.
Un ejemplo muy actual lo constituye la numerosa cantidad de artículos publicados en torno a un mismo discurso, a saber, los resultados de los exámenes PISA, 2018. Nuestro país quedó en el penúltimo lugar, superando sólo a Filipinas en “comprensión lectora”. Todos los textos publicados en la prensa, los que hemos podido leer, contienen una misma estructura profunda: “¿Quiénes son los culpables de los resultados negativos de las pruebas PISA?”.
El artículo publicado por el Dr. Leonardo Díaz, director de Investigaciones de la Facultad de Humanidades de la UASD, el 12 de diciembre de 2019, en este mismo medio, y que tituló: “Los males estructurales de la educación dominicana”, constituye un texto de seis párrafos, en el que el autor señala que los resultados de las pruebas PISA se deben a la ineficacia del sistema educativo. Luego establece grados de responsabilidades, con los que logra concluir que los altos funcionarios del Estado son los mayores culpables por ser quienes tienen mayor facultad de control y dominio.
Un segundo artículo corresponde al editorial publicado en Acento.com.do el 14 de diciembre de 2019 de la autoría de Franklin Pimentel Torres. El título del mencionado editorial es: “Prueba Pisa y los grandes desafíos de la educación en República Dominicana”. En este texto de 23 párrafos, el autor cita los resultados de otras pruebas en el que los estudiantes dominicanos quedaron en situaciones similares a las actuales, para concluir afirmando que la responsabilidad recae en el Estado. Luego, citando al Dr. Leonardo Díaz y a otros autores, menciona que la sociedad completa es responsable del débil panorama educativo.
Un tercer artículo fue publicado el 30 de diciembre de 2019, también en Acento.com.do, por Emilio Vargas Santiago, con el título: “Pruebas PISA y ministros de educación”. En un texto de 27 párrafos, el autor expone datos concretos que lo llevan a concluir que los responsables del bajo perfil de nuestros estudiantes, en comprensión lectora, son los ministros de educación de los últimos períodos gubernamentales.
Un cuarto artículo fue publicado por el Dr. Julio Cuevas, Profesor Titular de la Escuela de Letras de la UASD, el 27 de diciembre de 2019. En su texto de seis párrafos, el intelectual atribuye la responsabilidad a las instituciones de educación superior, puesto que éstas “forman profesores y no maestros”, por lo que, según su análisis, las instituciones educativas deben reformular su oferta curricular.
En nuestro caso, publicamos el artículo “El espectro institucional de la lectura en RD”, en esta misma columna, el 29 de diciembre de 2019. En ese breve texto de seis párrafos afirmamos que los resultados de las pruebas PISA se deben a que la lectura no es un fin en RD. Opinamos que son los cabecillas del Estado los responsables de establecer las condiciones favorables para que todos los integrantes del sistema lean en todos los niveles, ya que a leer se aprende leyendo buenos textos.
Como es evidente, estos cinco artículos –y otros que por razones de espacio no mencionamos– constituyen textos de un mismo discurso. Todos los que hemos leído coinciden en atribuir, a alguien o a algo, la responsabilidad de los bajos perfiles en materia de comprensión lectora. Desde una perspectiva sincrónica, se observa que todos son textos diferentes para un mismo discurso. Y desde una perspectiva diacrónica, cada texto ofrece posibilidades de acceder a las representaciones mentales, históricas, sociales e ideológicas, etcétera, de cada uno de estos autores.
Estos ejemplos confirman uno de nuestros aportes al campo de la lingüística teórica, desde nuestra perspectiva compleja del concepto: “Los textos son sólo significante/representamen del discurso que reproducen, y no el discurso en sí mismo y por sí mismo”.