La carta del presidente Danilo Medina, remitida a los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados el pasado miércoles 16 de mayo, representa una derrota política coyuntural. Pero Medina es un guerrero político y continuará maniobrando.
Me cuento entre los que consideran que el sector de Danilo no insistirá por ahora en la imposición de primarias abiertas obligatorias para todos los partidos, sino que posiblemente endosará la propuesta de que cada partido decida la modalidad que estime más conveniente.
Lo que sí podría suceder es que la corriente danilista imponga, más adelante, las primarias abiertas dentro del PLD valiéndose de su clara mayoría respecto a un Leonel Fernández que para su partido defiende la modalidad de primarias cerradas.
Por su lado, a la oposición política le corresponde continuar defendiendo los pilares básicos que ha elaborado y propuesto sobre a ley de partidos y la ley electoral. Lamentablemente, importantes innovaciones para la reforma a fondo de nuestro régimen partidista y electoral, propuestas por la oposición, han quedado enmascaradas, invisibles, por la dilatada y tensa polémica sobre la modalidad de primarias.
Es necesario recuperar y publicitar esas propuestas que incluyen aspectos sobre lo que muy poco se ha discutido.
La oposición enfrenta también la amenaza de una eventual colusión en el Congreso entre leonelistas y danilistas con el fin de aprobar una ley de partidos “insípida”, como la denominó en una ocasión el actual presidente de la JCE. Una ley en la cual se incluyan algunas conquistas livianas pero sin enfrentar los vicios y distorsiones que han hecho de la política dominicana un mercado de la peor condición.
Ni Danilo ni Leonel ha mostrado interés alguno por leyes de partidos y electoral verdaderamente renovadoras; ambos prefieren que sigamos sin ley ni controles.
Las contradicciones entre Danilo y Leonel son por las primarias para elegir los candidatos del PLD, nada más.
El mejor retrato político de Danilo es esa carta de la semana pasada. Confesó el presidente que de haber tenido mayoría congresual habría impuesto la modalidad de primarias abiertas para todos los partidos políticos, por encima de las peticiones de la JCE, el CONEP, el Episcopado Dominicano, FINJUS, Participación Ciudadana y los principales medios de comunicación escrita del país; en otras palabras, por encima de la casi unánime opinión pública nacional. Ese es el verdadero apego al “consenso democrático” de Danilo Medina.
El éxito de la oposición en la nueva coyuntura dependerá de su firmeza, unidad, la coherencia en el debate y de su capacidad de vinculación comunicacional con la sociedad no directamente partidista, la sociedad civil.