La elección de la nueva Junta Central Electoral (JCE) nos permite expresar que hemos avanzado en lo que tiene que ver con su composición, aunque el procedimiento seguido por el Senado distó mucho de ser moderno, objetivo y eficaz.

En esta ocasión se trató de un resultado híbrido, pues se alcanzó el consenso casi total con respecto a Julio César Castaños Guzmán y Roberto Saladin, parcial con Carmen Imbert Brugal y en los casos de Henry Mejía y Rosario Graciano se trató de una imposición o repartición pero solo entre dos partidos, el PLD y el PRD.

Estamos mejor que antes pues la JCE anterior era fruto de una repartición total, con una clara mayoría a favor del partido en el poder, el PLD, mientras que ahora existe una mayoría independiente conformada por Castaños, Saladin e Imbert y dos personas con fuertes vinculaciones partidarias, de dos partidos que además son aliados.

Castaños, Saladin e Imbert han fraguado una buena reputación a lo largo de sus vidas, públicas y privadas, sobre todo de integridad, que deberán proteger con mucho cuidado.  Vendrán las tentaciones y presiones de todo tipo, buscando que por lo menos uno de ellos deserte de su trayectoria para que otros intereses alcancen la mayoría que podría requerirse en una situación difícil. Homero Figueroa no pudo describirlo mejor en uno de los editoriales de Metro: cuál de los tres será el Judas, pues así deben estar pensando algunos de los que creen que todos se venden y nosotros apostamos a que los tres saldrán reconocidos, como siempre lo han hechos desde distintas posiciones públicas, no solo por ellos mismos y sus ascendientes y descendientes, sino también por el país que siempre han defendido.

Mejía y Graciano llegaron a la JCE con su corazón, su lealtad hacia líderes políticos y partidos, y les corresponderá demostrar que cuando se nombra a alguien en una posición como esa, se tiene derecho a ser ingrato con quien lo designó si se pretende torcer el criterio técnico que debe prevalecer.  En nuestro optimismo habitual, calificados por muchos de ingenuidad, conservo la esperanza de que ambos prefieran ser ingratos con quienes lo designaron y demuestren que pueden ser independientes, pues entendemos que capacidad y experiencias no les falta.

Los cinco miembros de la JCE están llamados a jugar un rol importante en defensa de la democracia dominicana, para lo cual deberán enfrentar muchos retos, comenzando con salir a defender la aprobación de una ley electoral y de partidos políticos que les permita asegurar el cumplimiento de los principios constitucionales en materia electoral de libertad, transparencia, equidad y objetividad. No les quedaría bien utilizar las mismas excusas de la anterior JCE de que no podía regular la campaña pues les hacía falta la aprobación de una ley para esos fines, a pesar de la facultad reglamentaria que le otorgaba la propia Constitución. Todas las campañas electorales que recordamos, sin importar el partido en el poder, han estado signadas por el clientelismo, el uso y abuso de los recursos del Estado y la falta de equidad.  Romper esa nefasta costumbre es el reto de la nueva JCE.

La otra gran responsabilidad de la JCE es el registro civil, donde se custodian los datos de los ciudadanos que permiten determinar su nacionalidad, nombre,  estado civil, edad y otros datos de importancia. Aunque rechazamos la sentencia 168 del  Tribunal Constitucional, a nosotros, como a la JCE no le cabe  más remedio que cumplirla porque eso es lo institucional, pero a la JCE le corresponde el deber  de aplicar con objetividad, sin discriminación, la Ley 169 que pretendió corregir algunas de las grandes injusticias que provocó la sentencia 168.

En estos momentos, elegida y posesionada la nueva JCE, lo que corresponde es desearle éxitos como órgano colegiado e individualmente a cada uno de sus miembros. Deseamos que terminen su mandato con el reconocimiento no de un partido, aunque esté en el poder, o de los militantes de ese partido, sino de todos los partidos y de la ciudadanía en general, porque de esa forma habrá ganado la democracia, habrá ganado la República Dominicana y habrán ganado cada uno de ellos.