Morir de manera natural, pasando por un largo tiempo de enfermedad, de alguna manera u otra nos prepara para ese evento terrícola final.
Morir por causas naturales, aún mediando poco tiempo entre el diagnóstico y el final, también nos prepara, intensivamente sí, pero nos advierte dicho evento.
Morir, en lo que llamaríamos, el orden de los tiempos, es aceptable, primero los abuelos, luego los padres; de alguna forma estamos preparados para tal desenlace.
Es algo natural pensar así, es un pensamiento lineal hacerlo así, eso es lo que se espera.
Por más que la vida nos muestra el “azar”, su aparente sistema aleatorio de selección en la muerte, no terminamos de acostumbrarnos. Pareciera que algo interno nos regulara esos esquema.
Hoy ha partido un hijo primero que su madre, un joven primero que un viejo, se ha roto el modo natural esperado.
Hoy se ha ido una vida en la forma no natural de las cosas, en el orden no natural de la vida. Inesperadamente se fue una vida, sin aviso ni preaviso. No medió ni el corto ni el largo tiempo, el diagnóstico temprano ni el tardío. Un cántaro se ha quebrado repentinamente.
Y como lo naturalmente esperado se trastornó, el dolor se potenció. Y cómo no! Cómo evitar el dolor que provoca lo inverso, el dolor que genera lo antinatural, la tragedia de lo súbito e inesperado.
Observar la madre velando al hijo, al viejo velando joven, ver la ausencia del tiempo en la mediación de la ida, y ser sorprendido por lo súbito, duele más que el dolor esperado. El más fuerte se quiebra, el estoico deja de ser.
Todos pareciéramos estar en negación y asombro; aún frente a la realidad presente y futura, la negación procura sobreponerse a todos. NOO! NO!! No lo creo y tampoco lo quiero creer…nadie lo quiere creer….pero es batalla perdida…son desahogos, engaños temporales, escurridizas y efímeras salidas, escapes inútiles que solo se extienden en la utopía.
Mañana será mañana…y mañana inicia de nuevo el ciclo…esperar el “azar” la llamada de la “ida” de forma natural o antinatural, con tiempo corto, largo o de súbito.
Otro cántaro será quebrado… ¿será el niño, el joven, el adulto o el viejo, de súbito o anunciado, de forma natural o trágicamente inesperada?
¿Quién estará preparado para eso?
¿Cómo uno se prepara para eso?