La noticia, en el marco de la angustia de un gobierno a la deriva, ya que Alemania llevaba cuatro meses sin conformarlo uno producto de las últimas elecciones, parece darle gusto a la prensa: la Gran Coalición, se logró ¡Por fin!

Pero, uno de los protagonistas, Host Seehofer, el líder del Partido Social Cristiano de Baviera, “desnudó” el por qué Alemania podía malograr el destino europeo junto con el teutónico. 

Los socialdemócratas (SPD) arrancaron con un órdago. Según Ana Carbajosa: “La última noche, el SPD exigió Exteriores, Finanzas y Asuntos Sociales. Sin eso, no habría Gobierno”, ha relatado el líder de la CSU y uno de los protagonistas, Horst Seehofer a la televisión bávara. El SPD quería seis ministerios, incluidos los más potentes. Dijeron que no se moverían y no se movieron. Exigían Finanzas, la joya de la corona del Gobierno alemán, en tiempos de superávit desorbitado, con el que poder asegurar el cumplimiento de su programa social, pero sobre todo, porque parte de la política europea de reformas de eurozona que defienden pasa también por ese ministerio. Exteriores porque Martín Schulz, el todavía líder del SPD creía haber encontrado allí una salida honrosa de un partido al que ha llevado al hundimiento y que ya no le quiere. Dos días después se vería sin embargo obligado a renunciar a su trofeo. Y Trabajo porque es una seña de identidad del SPD a la que no pensaban renunciar, según relata el Suddeutsche Zeitung. El problema es que la CSU, el aliado bávaro del bloque conservador también exigía esos ministerios. “De las cuatro de la tarde a las seis de la mañana siguiente solo se habló de eso”, ha reconocido Seehofer.”

¿Qué lección podemos sacar de una noche de negociaciones de lo que interesa en la política, aquí como allá, el poder personalizado?

Evidentemente que la miopía amenaza dejar a un lado el interés colectivo de dotar de un gobierno estable para que la Merkel se convierta en la Canciller que más ha durado en el puesto de la Alemania contemporánea y ella se lleve esos lauros; los socialdemócratas puedan aplicar sus políticas sociales sin ellos tener el puesto principal, y sobre todo se para la irracionalidad de que surja una sorpresa “Trump” (aunque Trump es descendiente de inmigrantes teutónicos).

¿Sera posible aspirar a que también en la tierra de filósofos tan agudos como Kant y Hegel se instale una democracia donde las grandes decisiones se tomen en base a criterios racionales, no por “lo que hay para mi”? La esperanza de que se haga en la tierra de Ulises Francisco Espaillat y Juan Bosch Gavino era “verde y se la comió un burro”.

Ver a Ana Carbajosa, Alemania se jugó su futuro en una noche, en El País, de España,  disponible en el siguiente enlace https://elpais.com/internacional/2018/02/10/actualidad/1518278184_935795.html