La obra Un Intruso Inesperado, de José L. Díaz, constituye una cruda y real narración de las vicisitudes y luchas que tuvo que librar una persona, que podría haber sido un vecino cualquiera, afectada por un organismo de estructura muy sencilla, pero capaz de reproducirse utilizando su metabolismo con el objetivo deliberado de apagar la luz de la vida.
Tal vez podría parecer un drama novelesco o de ciencia ficción. Pero no es así. Es un testimonio brutal y sincero, del cual fueron testigos inolvidables familiares, médicos, técnicos y enfermeros/ras. De cómo un héroe anónimo logró vencer el virus del Covid-19 contra toda esperanza en un centro médico de la República Dominicana.
Se trata de una historia conmovedora, de primera mano. Real en lo absoluto. En una versión del todo singular de la experiencia vivida por su autor, que a la vez narra el contagio desde principio a fin, y donde se puede palpar los momentos traumáticos vividos por él, con mejor suerte.
José L. Díaz describe su calvario y lucha contra el virus de principio a fin. Con un lenguaje simple, descarnado, sencillo. Con sorpresa en sus inicios. A mitad de camino, sobrecogido por la desesperación. Al final, tentado por la salida fácil, aceptó que su destino último no dependía de él. La fe tuvo la misión de hacer de lo imposible el milagro de lo posible.
El testimonio, considerado por especialistas como uno supeditado a la literatura en la forma narrativa, en este caso está marcado por profundos sentimientos encontrados en un ser vivo que sintió en carne propia el frío de la muerte rondando su alrededor.
Su contenido, cargado de emoción sin caer en la sinrazón, es la descriptiva de superación de un virus que se tornó implacable contra el ser humano, arrancando de nuestro lado seres amados y poniendo a prueba la ciencia médica.
La obra, difundida en la sede del Miami-Dade College, en el sur de la Florida, constituye una narrativa increíble y testimonial, que marca un hito histórico en el mundo y que invita a repensar en la lectura de cada página el valor trascendental de algo tan frágil como la vida, más allá de la rutina cotidiana y en momentos de crisis.