Si eso fue lo que todo el tiempo hizo esa mujer durante los cuatro que ocupó una curul en la Cámara de Diputados; si eso es lo que siempre ha hecho desde que siendo niña asumiera conciencia en México, por herencia de su padre, en pleno exilio antitrujillista; si eso es lo que ha hecho desde que decidió asumir plenamente un ejercicio político sin mácula; si eso es lo que ha hecho, sin mancharse en el viciado ambiente de la farsa politiquera, ¿quién mejor que Guadalupe Valdez para desempeñarse formalmente como lo que auténticamente ha sido: Defensora del Pueblo?