El magistrado Alejandro Moscoso Segarra publicó recientemente un artículo titulado  “El Derecho en el cine” (Listín Diario, 5 de marzo 2016), en el que explica la maravillosa relación entre el derecho y el cine, e identifica las diez películas más interesantes a juicio del American Film Institute, lo que me ha estimulado a identificar las que a mi propio juicio,  son  películas importantes adicionales, que nadie debería perderse.

Las diez películas seleccionada por el American Film Institute, citadas por el magistrado Moscoso, son: 1. Doce Hombres sin Piedad, 2. Matar a un Ruiseñor, 3. Vencedores o vencidos, 4. Presunto Inocente, 5. Kramer vs. Kramer, 6. Evelyn, 7. El Último Veredicto, 8. Mi primo Vinny, 9. Anatomía de un asesinato y 10. Herencia del viento.

Aquí van otras tantas que en mi opinión deben incorporarse en la lista de pendientes de los amables lectores, en el caso de que aún no las hayan visto. Llevan el orden de la memoria.

1. El Proceso (The Trial). 1962. Una película kafkiana, y no podía ser de otro modo pues se basa en el libro homónimo de Franz Kafka. Dirigida, escrita y actuada por el inmenso Orson Welles, con las actuaciones de Anthony Perkins, Jeanne Moreau, Romy Schneider. Es una película en blanco y negro que nos sumerge en la pesadilla en que puede convertirse el proceso judicial. La película es asfixiante, como lo puede ser un país sin una justicia que funcione.

2. La vida íntima de un estudiante (The Paper Chase). 1973. Dirigida por James Bridges y actuada por Timothy Bottoms, Lindsay Wagner y John Houseman (éste último fenomenal como el profesor Kingsfield, ganador del Oscar como mejor actor de reparto por este papel). El derecho comienza en las aulas y esta  película narra las experiencias de un estudiante de primer año de la Escuela de Derecho de Harvard, que intenta ganarse la aprobación del profesor más respetado. En un momento memorable el profesor le hace una pregunta a un estudiante, quien responde con punto y coma reproduciendo la sentencia y cuando el profesor elogia esa exactitud, le responde muy ufano que tiene “memoria fotográfica” y el profesor entonces le vaticina que fracasará, en obvia alusión a que lo importante no es memorizar sino entender los casos.

3. El Veredicto (The Veredict). 1982. Dirigida por Sidney Lumet, con las actuaciones de Paul Newman, James Mason, Charlotte Rampling y Jack Warden. Un abogado con una carrera fracasada acepta un caso de mala práctica médica en un hospital propiedad de la iglesia católica, y enfrenta al socio de una de las firmas más importantes de la ciudad, acompañado de un staff enorme de abogados para apoyarlo. El abogado de la víctima, encarnado por Paul Newman, sobreponiéndose a su vida derrotada, saca fuerzas para preparar su caso, rechazar las presiones para que acepte un acuerdo en perjuicio de su cliente, y logra obtener una sentencia favorable y una enorme indemnización.

4. Erin Brockovich. 2000. Dirigida por Steven Soderberg y protagonizada por Julia Robert en una actuación que le valió el Oscar. Estuvo nominada a mejor película y mejor director. Cuenta la historia real de una mujer que llega a trabajar a una oficina de abogados luego de perder su caso de accidente de automóvil y se involucra en una investigación que le lleva a descubrir la relación entre la enfermedad de su cliente y la contaminación del agua producida por la explotación del gas por una empresa que utiliza la hoy famosa tecnología de la fractura hidráulica (fracking) para la extracción del gas natural.

5. Philadelphia. 1993. Dirigida por Jonathan Demme, con la actuación ganadora del Oscar de Tom Hanks, sobre la vida de un abogado que descubre que tiene Sida, es separado de su trabajo y decide ir a juicio, pero no solo debe luchar por la aplicación de la ley sino además contra los prejuicios de la sociedad y los suyos propios.

6. Testigo de cargo (Witness for the prosecution). 1957. Dirigida por Billy Wilder, con libreto adaptado de la obra homónima de Agatha Christie. Con la actuación de Charles Laughton, Tyrone Power y Marlene Dietrich, es un ejemplo del genio literario en el suspenso de Agatha Christie. Un casi retirado pero famoso abogado toma el caso de la defensa de un hombre acusado de matar a una persona. Se da cuenta que la esposa del imputado puede ofrecer la coartada a su defendido, pero por su vínculo sería poco creíble. La sorpresa es mayúscula cuando la esposa se presenta como testigo pero a cargo, es decir en contra de su esposo. En Inglaterra una persona no puede declarar contra su cónyuge, pero esta defensa no surte efecto porque se revela que la esposa se había casado primero con otra persona de la cual no se había divorciado, por lo que el último matrimonio no era válido. No voy a seguir contando la trama para no arruinar el espectacular final a aquellos que la verán luego de leer este artículo. Basta mencionar que la película termina con el siguiente mensaje a los espectadores: “la dirección del teatro sugiere por el entretenimiento de sus amigos que no hayan visto la película, que ustedes no divulguen, a nadie, el final secreto de Testigo de Cargo.”

7. El juez del patíbulo (The Life and Times of Judge Roy Bean). 1972. Dirigida por el insuperable John Huston y protagonizada por Paul Newman, cuenta como surge la justicia desde cero. En una cantina aislada en uno de los caminos del desierto texano, en algún momento del siglo 19, un bandido llega a tomarse un trago y descansar y es asaltado por los allí presentes, tan bandidos como él, que lo atan a un caballo, y su cuerpo es arrastrado hasta perderse. Una chica mexicana lo salva y regresa a la cantina y se hace justicia por sus propias manos. Decide establecerse en la cantina, y como en la zona no existe juez, se auto designa y convierte a la cantina, además de bar, en su juzgado. Desde esta cantina-tribunal imparte justicia, va nombrando ayudantes que antes eran bandidos, los casa con las prostitutas que pasan por el sitio y la ciudad sigue creciendo y los casos siguen siendo resueltos por el juez. En un momento memorable, un abogado llega de una ciudad lejana a reclamar las tierras, y se percata de que existe un grueso libro de derecho en un anaquel, lo toma, y le señala al juez la disposición en la que basa su pretensión. El juez pretende leer con detenimiento, y en un momento arranca la hoja, la destruye y dice “!derogado!”. La ciudad avanza y escoge alcalde y éste consigue expulsar al juez, que regresa 20 años después a una ciudad irreconocible debido al desarrollo que trajo el petróleo descubierto en la zona.

8. Z. 1969. Dirigida por Costa Gavras, esta producción franco argelina, protagonizada por Jean Louis Trintignant, Irene Papas e Yves Montand, trata sobre un político de oposición (de izquierda) que dará un discurso en un encuentro al aire libre, sin saber que las autoridades han decidido no controlar a los contra manifestantes de derecha. Luego del discurso el líder opositor es agredido y herido de muerte por un miembro de una banda paramilitar. Las autoridades pretenden hacer pasar este hecho como un accidente vehicular, pero un joven juez de instrucción (Trintignant) descubre la verdad de los hechos pasando por  mil peripecias. Una película que recuerda un pasado no tan lejano en nuestro país.

Para terminar mis lista de diez, preferí buscar dos recientes, del año pasado.

9. La dama de oro (Woman in Gold). 2015. Esta película dirigida por Simon Curtis e interpretada por Helen Mirren, narra la historia real sobre la  obra de arte de Gustav Klimt, denominada originalmente Retrato de Adele Bloch-Bauer, pintada en Viena en 1907. La obra pertenecía al esposo de Adele, un empresario austríaco de origen judío, a quien los nazis se la robaron durante la ocupación. Adele había escrito un testamento, con el consentimiento de su esposo, en que dejaba la obra al museo austriaco que hoy se conoce como Belvedere y allí fue a parar la obra luego de terminada la segunda guerra mundial. Luego de la muerte de Adele, su esposo, el verdadero  propietario de la obra, revocó todo testamento anterior y dejó  la pintura a sus sobrinas, en razón de que no había procreado hijos. María Altmann, la única sobrina sobreviviente, se había trasladado a Estados Unidos desde antes de que terminara la guerra y desde allí, ya anciana, inicio procesos judiciales contra Austria, que se negaba a entregar su “Madona austríaca” amparada en el testamento de Adele. El caso llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, solo para reconocerle a María su derecho a accionar, pero ante la prolongación del pleito en cuanto al fondo, las partes pactan un arbitraje que pierde Austria, que entonces debe retornar la obra a María, quien la vende por US$135 millones al hijo de Estée Lauder, y hoy se exhibe en el Neue Galerie, en Manhattan, a pocos metros del Metropolitan.

10. Making a Murderer. 2015. Si usted quiere ver algo actual, impactante, que deja muy mal parado al admirado sistema de justicia norteamericano, no deje de ver este documental en forma de serie de Net Flix, dirigido por Laura Richiardi y Moira Demos, estrenado en diciembre pasado. Narra en diez capítulos los casos en que se vio involucrado Steven Avery. En el primero de ellos fue condenado y purgó 18 años de prisión por un crimen que no cometió, lo que pudo se comprobado con pruebas de ADN. Pero una vez puesto en libertad y luego de demandar al Estado por el error cometido, fue sometido nuevamente a la justicia acusado de un nuevo crimen, por el que resulta condenado de por vida y hoy se encuentra purgando esta condena, junto a su sobrino, quien tenía 16 años al momento de ser arrestado. Se acusa a este documental de sesgado, de presentar la parte más favorable al acusado, dejando muy mal parado a fiscales y jueces. Pudiera ser cierto, pero presenta claras evidencias de lo mal que se manejaron las autoridades en ambos casos.

Cuándo se animarán nuestros cineastas a seguir trabajando este género del cine relacionado con el derecho y la justicia, partiendo de casos dominicanos. Identificar casos impactantes en temas de sangre, corrupción y muchos otros, no sería problema alguno. Existen varios cerrados y algunos en curso. El talentoso José María Cabral podría animarse y designar a su padre como su ayudante de contenido.