La política en el país padece la patología de la masculinización hegemónica. Pese a que sin las mujeres no hay igualdad, no hay desarrollo, no hay bienestar. Y a que sin la participación de las mujeres en los gobiernos no hay democracia, la política aquí está seriamente contaminada por una “machocracia”, pensamiento y acción que restan importancia a la participación de la mujer en la política y la excluye del quehacer político.
Machocracia es un término que combina la palabra "macho" con lo que en griego significa gobierno o forma de dominación política. Viniendo a significar: “gobierno dominado por los hombres”. Siendo también sinónimo de ’androcracia' o 'falocracia'.
La machocracia o falocracia en el país está representada por los políticos que no aceptan la visibilidad y el protagonismo de las mujeres en la política por considerarlas, indebidamente, tontas, débiles e incapaces. Consideran también que la política y el poder son cosas de hombres. El debate político del momento actual exhibe notoriamente esta patología. La “habilitación” continuista para el 2024 es una franca expresión de la misma.
De ahí, que no resulte extraño que la cuota del 40 % otorgada a la mujer para integrar las boletas en todas las demarcaciones electorales del país se haya reducido a un porcentaje de la propuesta nacional lo que produce una reducción en el porcentaje de mujeres electas. Se aprecia claramente la falocracia de los legisladores que aprobaron la Ley de Régimen Electoral.
Por la misma razón, hasta ahora, no hay ninguna mujer entre los precandidatos a la presidencia de la República. Es que los partidos políticos están dominados por hombres carentes de una visión inclusiva de la democracia y que ignoran, por demás, que reconocer y aumentar la participación de mujeres en la política constituye una efectiva estrategia para garantizar los derechos de éstas e incluso combatir la violencia contra las mujeres y el femicidio, fenómenos que han aumentado en el país. ¡Que tire la primera piedra el partido político que se comporte de manera diferente!
En el país hay más mujeres que hombres. Unos 5 millones 86 mil 296 son mujeres y 5 millones 82 mil 876 son hombres, según cálculos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE). Las mujeres son más del 50% de la población del país y debe hacer escuchar su voz y participar en la toma de decisiones ya que la presencia de mujeres en cargos políticos contribuye a generar nuevos modelos de liderazgo, combatiendo creencias y estereotipos que generan discriminación contra las mujeres. La igualdad de género es un elemento indispensable de la democracia y una condición necesaria para lograr el desarrollo sostenible en su dimensión ambiental, económica y social. La escasa participación de la mujer en la política genera un déficit democrático.
También hay que poner la mirada en el segmento poblacional con edades entre 18 y 35 años, que representa la mayor cantidad de personas aptas para el voto, con aproximadamente 2, 500,000 personas, lo que representa el 40.2 % de la población votante. En este sentido, asignar una cuota de un 10% a la juventud para integrar las boletas electorales constituye un insulto rampante. Los falócratas no creen en las mujeres ni tampoco en los jóvenes.
El número de parlamentarias elegidas a nivel local en América Latina nos da una idea del avance de la participación de la mujer en la política. Según datos de la Unión Interparlamentaria, desde el 2018, 30,7% de representantes en cámaras bajas o únicas la región son mujeres, destacando Cuba (53,2%), Bolivia (53.1%), México (48,2%), Granada (46,6%), Nicaragua (45,6%) y Costa Rica (45,6%) entre los países de mayor porcentaje de parlamentarias en el mundo.
En la República Dominicana ha habido unas 259 diputadas frente a 1,643 diputados de 1942 a 2016. Actualmente de una matrícula de 190 diputados, sólo 50 son mujeres. En la Cámara de Senadores de 32 representantes sólo 3 son mujeres. Los porcentajes de mujeres en cada cámara deja ver la “tendencia falocrática” en la representación de los partidos políticos en ambos cuerpos legislativos.
Pese al progreso experimentado en los últimos años, la mujer sigue estando muy poco representada en las instituciones políticas alrededor del mundo tal como lo ilustran los últimos datos facilitados por ONU Mujeres y la Unión Interparlamentaria (UIP).De 193 países miembros de Naciones Unidas, únicamente hay diez jefas de Estado y diez jefas de Gobierno, mientras que sólo uno de cada cinco ministerios a nivel global están encabezados por mujeres. Y en muchos países no ha habido nunca una presidenta de la República.
Conviene destacar que más mujeres se desempeñan en carteras tradicionalmente desempeñadas por hombres con respecto a 2017: un 30% más de mujeres ministras se desempeñan en la Defensa, un 52,9% más de mujeres, en Finanzas, y un 13,6% más de mujeres, en Relaciones Exteriores.
Y esto resulta ser una noticia valiente. Existe una conexión estrecha entre la participación política de las mujeres, la transparencia y el buen gobierno. En la práctica política de aquí resulta más evidente una relación entre las formas de dominación masculinas ligadas al clientelismo y a la corrupción, siendo menos evidente una relación directa entre las mujeres que participan en política y la corrupción.
Confiamos que para el 2024 una mujer pueda llegar a la presidencia de la República para romper el molde que convierte a la política del país en un territorio de “falócratas”. Las mujeres unidas pueden lograrlo, son más del 50% de la población.
Y en el 20, los machócratas vendrán como bestias hambrientas por el voto de la mujer. No se deje seducir por sus “trabalenguas”, poses y “mentiras sinfónicas”. Cuídese de ellos. Encárelos o aléjese de ellos. Su participación política es mortal para la democracia sin importar quien los apadrina. ¡Hay que quitarle la máscara y cambiar de canal!