El siguiente escrito no es de mi autoría, pues hace un tiempo me pidió publicarlo un amigo muy cercano, el cual es un hombre epistémico con dos doctorados o PhD. Me refiero al científico dominicano Diógenes Aybar,  quien es el autor, en estos momentos de gran decadencia axiológica de nuestra sociedad lo considero oportuno para reflexionar, principalmente por la escasa ética practicada en la política de partidos. República Dominicana quizás sea el país con mayor grado de corrupción e impunidad en la administración pública, lo que responsabiliza a “los líderes” de la perdida de nuestros valores y de los riesgos hacia futuro.

El próximo 15 de mayo se celebrarán las elecciones para el período 2016-2020 y serán electos el presidente y el vicepresidente; los senadores y los diputados; los alcaldes y los vicealcaldes, con sus regidores correspondientes. Este derecho de elegir a nuestras autoridades nos pone ante la disyuntiva de seguir eligiendo a los malos o cambiar a una nueva generación de verdaderos servidores públicos que muestren calidad humana y valores éticos en su trayectoria política y de vida, la cual todos conocemos y a veces no queremos verla. Elijamos con consciencia y repensemos el siguiente escrito:

La Linterna De Diógenes

Doctor Diógenes Aybar

Cría Cuervos. Llevamos más de una década quejándonos de la pérdida de los valores en nuestra sociedad. No es que vivimos una época de valores diferentes o de “antivalores”: es que no hay valores con vigencia a lo largo y ancho de la sociedad.  Vivimos una época de desvalores.

Desde la década de los ochenta en Estados Unidos se viene viviendo el mismo problema, pero allá se oye a los intelectuales y a los hacedores de política de Estado preguntarse: “whatwentwrong?”, es decir, ¿qué salió mal?

Esto implica una actitud autocrítica, pues en esa pregunta se entiende que los responsables de la formación de las nuevas generaciones cometieron algún error.

Debemos aprender a hacernos la misma pregunta si queremos corregir el curso de nuestra historia.

¿Qué hemos hecho mal para tener el desmadre que vivimos ahora?

Comencemos por saber que los valores no se aprenden en cartillas. Estos se copian de nuestros modelos, que son nuestros padres, nuestros maestros y nuestros líderes y guías.  De nada sirve cantarle al niño “no digamos jamás la mentira…” si todos vivimos continuamente mintiendo frente a su cara.

Si matamos a nuestros héroes, ¿creerán nuestros hijos (digo aquí hijos, no sólo refiriéndome a los hijos carnales, sino a las generaciones que somos responsables de formar) que somos seguidores de los valores de esos héroes cuando les rendimos homenaje y le erigimos una estatua?

Los seres humanos no son tan estúpidos, y mucho menos los jóvenes.

De igual manera, ¿creerán las nuevas generaciones que nuestra sociedad valora el conocimiento científico y cultural en general si nuestros hombres de ciencia y creadores intelectuales son parias en su propia tierra, y para lograr algo tienen ser serviles voluntarios o emigrar a otras tierras donde sí valoran estas artes, y además cuando regresan son vistos con recelo y casi llevados al ostracismo?

Antes al contrario, se dirán a sí mismos: Un hombre inteligente no se dedica a algo que sólo cuesta sacrificio y el desprecio de la sociedad.

Somos creadores de la sociedad que hoy vivimos, no son culpables los jóvenes de hoy de los desvalores de que tanto nos quejamos, nosotros mismos los forjamos y hoy cosechamos los frutos que sembramos.  Como dice el adagio: Cría cuervos y te sacarán los ojos.

Preguntemos hoy “¿Qué hicimos mal?” con sinceridad, para, corrigiendo los errores cometidos, construir un mañana viable.

Para cambiar el curso que lleva la sociedad habremos de honrar en vida a aquellos que vivieron con los valores que sabemos son positivos para el buen desarrollo de la sociedad.

Pero se honra no sólo reconociéndoles, sino también emulándolos, facilitándoles la labor, entusiasmando y ayudando a quienes les siguen; pues, como dice el apóstol Santiago en alguna parte del libro de libros, “la fe sin obra es una fe muerta”.”

Tristemente en la República Dominicana pocos recordamos la importancia de salvaguardar nuestra patria, como hogar común, siendo tan vacías nuestras campañas electorales, a propósito de las elecciones 2016-2020, que ningún político dominicano propuso un evento para rescatar nuestros valores patrios, así como los valores familiares y sobre todo desarrollar proyectos para mejorar la calidad de vida de la gente y que cumplan las necesidades básicas en general con ciencia y tecnología al alcance de todos.

Dios les bendiga siempre Pueblo Dominicana.

http://rescaterd.org.do/