Es posible caminar por las calles de un pequeño pueblo dominicano, o tal vez por cualquier barrio en cualquier localidad, y siempre encontrará la misma imagen: un jovencito va montando bicicleta, con una mano agarra el guía y con la otra sostiene mirando su celular. Sí, como lo están leyendo: maneja su bicicleta mirando el celular. Y así todos, embelesados mirando el celular. A la pregunta a los estudiantes universitarios sobre la participación de la juventud en la recién finalizada Reunión de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 la respuesta es, el silencio absoluto.

Entonces lo que haré será celebrar y alegrarme de que, según los datos que arrojan los estudios presentados en la COP26, con los compromisos asumidos y anunciados en dicha reunión, las emisiones globales de dióxido de carbono estarán creciendo un 13,7% para el año 2030, en lugar de que disminuyan en un 45% que es lo que se necesita para limitar el aumento de la temperatura de la atmósfera en 1,5°C hacia el final del siglo. Esto sin mencionar el hecho de que nuestra delegación oficial solicitaba tomar las medidas posibles de reducción del uso de combustibles fósiles para evitar dicho aumento de las temperaturas, en razón de la vulnerabilidad de nuestro país como territorio insular.

Mientras en la reunión de Glasgow se realizaron entre el viernes y el sábado pasado manifestaciones multitudinarias de juventudes de los cinco continentes, con la participación especial de poblaciones ancestrales de Centro y Suramérica que están padeciendo los estragos de la depredación de la naturaleza con los ríos desbordados y arrasando las comunidades y sus formas de vida, nuestros jóvenes y población en general están concentrados mirando sus celulares, de seguro no para enterarse de las incidencias de la COP 26, pero sí viendo sandeces y tonteras que tanto les avergüenza, que no son capaces de reconocer y exponer en el aula universitaria, en lo que desperdician su preciado tiempo de juventud.

Así que tal vez sean ellos los que tengan razón, y yo la que esté equivocada. Mi persona y todos los que a nivel global se manifiestan para que se detenga la depredación y la degradación ambiental, para que se viva de una manera más apacible y armónica con la naturaleza, porque, al final de cuentas, cuál es realmente la necesidad de comprar algo y tirarlo a la basura a los dos meses para comprar un producto nuevo. Ah, verdad, lo olvidaba: se necesita un celular que tenga una mejor cámara que refleje mejor los colores del maquillaje, porque ése es mi negocio, vender maquillajes.

Celebremos entonces que nuestra juventud no está enterada ni le interesa, así cuando entre el mar y ahogue la isla, se irán tan felices e ignorantes como han vivido. Si en fin de cuentas, la vida es ahora, y ahora es que debemos preocuparnos por satisfacer nuestras apetencias y caprichos. Lo que pase en diez años, o quizás más, ya se verá. Seguramente estaremos mucho mejor, porque ello depende de que no despeguemos nuestra mirada de los celulares, ni siquiera montando bicicleta.