Es motivo de alarma que algunas voces de reconocida trayectoria al servicio de las mejores causas, a las que respeto, hayan coincidido con sectores de la caverna policial y militar del país en la defensa de un ex militar que haciendo justicia por sus propias manos, mató un delincuente que lo había asaltado pero que ya estaba en manos de la Policía. Alarma también, que un ex presidente de la Academia de Ciencias y ex dirigente de izquierda, Nelson Moreno Ceballos, proponga en un artículo que sobre el tema haitiano esa tendencia política asuma una posición de nacionalismo xenófobo y racista propia de la extrema derecha.
Horroriza la defensa de la barbaridad del llamado “Ranger”, porque constituye una expresión del generalizado sentimiento de indefensión de la población ante un sistema policial y judicial carcomido por la incapacidad y la corrupción. Ese sentimiento, provoca recurrentes linchamientos colectivos y personales, como el referido caso, que evidencian el más absoluto desprecio a la vida y derechos de seres humanos. Ninguna colectividad o persona, víctimas de un asalto o atropello de un delincuente debe negarle a este su derecho a la vida, porque por ser delincuente no deja de ser un ser humano.
La generalidad de los dominicanos no creemos en la Justicia porque esta es venal, pero eso no justifica la aprobación actos de barbarie negadores de elementales derechos humanos, ni coincidir con algunos cavernícolas que s los aprueban porque durante sus mandatos fueron responsables de atropellos y asesinatos contra delincuentes y contra dirigentes populares en las mazmorras policiales.
El artículo de Ceballito, constituye otra lastimosa manifestación de ese nacionalismo que parafraseando a Bauman, es el racismo de algunos intelectuales y de algunos izquierdistas. Asumiendo la disparatosa fábula de la “conspiración fusionista de las grandes potencias”, hace una farragosa introducción pretendidamente marxista, para concluir que la izquierda dominicana debe quitarle la bandera “nacionalista” a la ultraderecha para detener una “invasión haitiana” que según él, “repercute en la pobreza monetaria y social de nuestros trabajadores, en la medida que las haitianas ocupan alrededor de un 30% de las camas de las madres dominicanas parturientas, los gastos en general de los gastos de salud, educación, y otros servicios”.
Esa falacia y pobreza argumental, impropia de un ex presidente de una Academia de Ciencias, es desmontada por estudios serios que demuestran que “si estuviesen en condición regular, el aporte que harían los trabajadores haitianos del café, arroz, banano y caña de azúcar a la Seguridad Social sería de RD$517,288,494, mientras que los de la construcción contribuirían con RD$ 1,517,319,216… una cifra que supera 4 veces el gasto que el Estado dominicano dedica a ellos”. Su aporte a la economía es de 5.4% del PBI, 3.456 millones de US$64.000 millones, según el BM.
“En la construcción, 90% de la mano de obra [migrante] se encuentra en situación de irregularidad, pero su contribución al valor total de la producción es 18,9%”, según un estudio de David Sala y otros investigadores. Es por todos conocido que los principales modelos económicos dominicanos se han basado fundamentalmente en la construcción, un sector que no deja de modernizarse. Se moderniza también el sector agropecuario en algunas de sus ramas productivas, a pesar de la infundada tesis de que la mano de obra migrante es causa del atraso en esas ramas de la producción.
Si la mano de mano obra migrante de origen haitiano tiene una alta proporción en los mencionados sectores productivos, eso se debe a que la dominicana no se integra a estos por razones sociológicas y por la lógica del desarrollo económico desigual entre los países y las regiones de estos, por lo cual esa lógica debe ser enfrentada con otros argumentos y otras posiciones, no azuzando el odio entre explotados, ni hablando de “patria” sin tocar el tema de las clases sociales y sus contradicciones, algo impropio de alguien que fuera presidente de una Academia de Ciencias y que se reclama de izquierda, ni asumiendo un patrioterismo y el nacionalismo cerril de esencia xenófoba/racista que nada tienen que ver con el marxismo. Todo lo contrario.
Contradiciendo la maledicencia y/o ignorancia de muchos, en este país la izquierda coherente, junto a sectores eclesiales y otras entidades, ha hecho la mayor cantidad de estudios y propuestas para evitar la migración descontrolada e ilegal, pero reconoce que esa migración ha sido esencialmente indispensable para el funcionamiento de la economía dominicana, por la riqueza que aporta. Esa izquierda, por principio, rechaza actos de linchamientos colectivos o personales como el cometido por el apodado “Ranger” y el nacionalismo xenofóbico/racista que propagan los sectores de la caverna para crear una “identidad nacional” retorcida, con la que de hecho coincide Nelson Moreno Ceballos y también, desafortunadamente, algunos “izquierdistas” de manera individual y, de hecho, algunas organizaciones que se reclaman progresistas o de izquierda.