En el país se encuentra Luis Ayala,  influyente Secretario General de la Internacional Socialista, que agrupa partidos de gran fuerza política en decenas de países en todo el mundo, y que se apresta a sesionar aquí del 27 al 29 del presente mes.  El discurso inaugural del  evento corresponderá al Presidente Danilo Medina, y el de clausura por el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez.

El anuncio formal fue hecho por el propio Ayala, conjuntamente con el Canciller Miguel Vargas Maldonado. Este lo hizo en su condición de presidente del PRD, integrante de esa corriente ideológica, y además, como presidente del organismo para la América Latina y el Caribe, un cargo que desempeñó el extinto José Francisco Peña Gómez, quien a través del mismo proyectó su liderazgo en el plano internacional.

Como es de esperar, uno de los  temas a ocupar sitio de cabecera en la agenda de trabajo de la Internacional Socialista es la situación de grave crisis general en la que se encuentra sumida Venezuela.   Y en este sentido Ayala no ha perdido tiempo en adelantar su criterio, que aún cuando pueda dar lugar a posteriores debates es dable suponer que refleja la posición que en definitiva asumirá el organismo.

Ayala no se mostró parco en la crítica al régimen que encabeza Nicolás Maduro afirmando que la democracia que impera en Venezuela no es legítima.   El dirigente socialista se mostró categórico al señalar que existe una gran preocupación por lo que sucede en el país bolivariano, y dejó expreso testimonio del apoyo de la Internacional Socialista  para dar vuelta a la grave situación por la que están Venezuela y los venezolanos.

Aunque en modo alguno hizo la menor referencia a la intervención en el proceso del ex jefe del gobierno español y destacada figura del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero,  como frustrado mediador repudiado por la oposición que le reprocha estar al servicio de Maduro, la terminante posición de Ayala marca distancia e implica de hecho una crítica a la evidente parcialidad mostrada por el mismo en su favor. 

Es de suponer que Rodríguez Zapatero participará del evento, y si en tal caso, cuando salga a debate el tema de Venezuela,  asumirá como hasta ahora, la defensa de Maduro, apelando a la abusada excusa del imperialismo estadounidense para arropar la cuantiosa suma de ilegalidades, desafueros, corruptelas y atropellos del gobierno que han empobrecido y sumido al país en la mas grave crisis de su historia.

En todo caso no parece que vaya a encontrar positivo eco, mas si como también cabe suponer en el evento se hace presente el legendario líder socialista Felipe González, quien ha sido un crítico persistente de Maduro, y al que este le ha prohibido la entrada en Venezuela  y dedicado algunos de los más groseros insultos extraídos del abundante arsenal de soeces expresiones con que parece llenar el vacío su elevado grado de ignorancia.

Del escandaloso dispendio de recursos llevado a cabo por el régimen chavista primero y continuado por Maduro, figuran indicios en la segunda entrega publicada el Diario Libre de la reveladora serie dedicada a poner al descubierto los trasfondos  de corrupción del programa PETROCARIBE. 

En el reportaje salen a relucir los escandalosos sobreprecios pagados por Venezuela por la importación de carne, café, habichuelas y otros productos recibidos en pago del petróleo suplido por el programa, que en algunos casos superaban el cien por ciento.  Aún más, como ocurrió con el arroz suplido por Guyana, a razón de un millón de toneladas anuales al precio de 700 dólares la tonelada frente a solo 224 que ese mismo arroz le costaba a la Unión Europea. 

No cuesta imaginar las jugosas comisiones que se pagaron por estas transacciones, que en forma de voluminosas cuentas bancarias a favor de dirigentes chavistas fueron a buscar discreto refugio en un banco de Andorra, donde años después salieron a relucir en el curso de una investigación sobre paraísos fiscales.

Dicen que para muestra basta un botón.  Y este es uno de los tantos del vergonzoso desenfreno en que al igual que en la Nicaragua de Daniel Ortega, ha desembocado el madurismo, hijo putativo del chavismo, engendrado en La Habana, que intenta mantener a lomo de las más descaradas maquinaciones para mantenerse en el poder.

En este sentido, la postura de la Internacional Socialista, a tenor de las declaraciones anticipadas de Ayala, constituye un valioso testimonio de apoyo que sigue sumando repudio internacional al ilegítimo régimen de Maduro y enviando un mensaje de solidaridad al pueblo venezolano cada día más requerido de una salida urgente, democrática y participativa a la honda crisis en que se encuentra sumido. Una deseable posibilidad que Maduro, obstinadamente aferrado al poder, ha saboteado hasta ahora, dejando abierta la indeseable opción de una salida cruenta y dolorosa.