El Sermón de las 7 palabras ha puesto en evidencia que nuestra Iglesia Dominicana tiene un cuerpo de curas pobres y una cabeza bicéfala.
Hay que ser muy despistado para creer que el "Sermón de las 7 palabras" que se leyó en la Catedral de Santo domingo, donde "los curas de abajo" critican a su propia Iglesia y a sus obispos, no fue previamente aprobado tras bambalinas por algunos (no todos) de los mitrados infulados que forman la parte dominante de la Conferencia del Episcopado.
¿Qué ha sucedido entonces? Teatro, puro teatro, pero fallido, dirigido por dos malos consejeros: la desesperación y un exceso de confianza en el poder de su magia; la que ha de perder su encanto cuando se le declara la Guerra Santa a los aliados de siempre: los ricos poderosos y los valiosos obispos enchufados que transmiten su corriente a la Iglesia.
La Iglesia fallida
Toda acción de la Iglesia es política, y ésta maniobra, con la que procuran levantar la popularidad que han perdido los católicos frente al pueblo dominicano, no es la adecuada y les resultará fallida. Popularidad que fundamentalmente han perdido a causa del dantesco espectáculo de "violaciones rituales" del orfanato de Higuey y el silencio mantenido, un tema que desde entonces los sermones de "Las 7 palabras" callan; es autocensura de la peor, la misma que hoy denuncian con hipocresía contra la prensa dominicana que manejan los ricos poderosos. Excelente escuela de cinismo, de teatro moral trasnochado que evade la justicia secular pero jamás la divina. También detrás del humo del incienso se esconde el delito.
Las encuestas hablan
La torpeza que muestran nace de las últimas encuestas que discreta y regularmente realiza la Iglesia en el país, ellas registran la más baja popularidad de la historia; les urge reciclarse, las huestes protestantes bárbaras que atacan desde el norte "amenazan con desplazarlos y se encuentran en las puertas de Roma".
Pero la estrategia evasora les llega de Roma: "por primera vez tendremos que reconocer nuestras culpas para renovar los votos con el pueblo cristiano" … ya no se puede guardar más polvo debajo de los altares, debemos abandonar el orgullo y criticar la Iglesia. Por ello el Papa lanza una cortina de humo e insiste en "proseguir la lucha contra la pederastia", aun sabiendo que protegió a los criminales cuando era jefe de la Inquisición y guardaba los expedientes criminales (Ej. Padre Maciel), y que sabe que hoy no los puede expulsar porque "son tantos que se quedaría vacía la Iglesia" ; y esto no lo digo yo , lo dijo el Padre Alberto Cutié , un filoso cuchillo clerical que conoce el corazón del ñame, una astilla que ha salido del mismo palo romano.
Una loca para que reparta hostias
Y aunque ciertamente la Iglesia Dominicana no tiene tantos curas homosexuales como existen en Iglesias de Europa y Norteamérica, sabemos que los pájaros clericales de aquí permanecen muy campantes, sabiéndose intocables y más "partidos" que nunca, enseñando sus plumas por los altares sagrados y mundanos. Y no me vengan a decir que después de permanecer diez o quince años en un seminario, el cura director -a menos que sea pájaro o idiota- no va a saber que está consagrando a una "loca para que reparta hostias"…!Hostias, hostias, quién quiere hostias! tañendo como una marchanta y pregonera ensotanada. Cosa esta que encojona a nuestro cardenal Richelieu…"¡Coño!, que hablen como los hombres o que cuelguen las sotanas". Sin embargo, todo seguirá igual, todavía no conocemos una lista de los pájaros expulsados.
Se les fue la mano
Sin embargo, creo que a los altos mitrados envidiosos que apoyaron el "Sermón de los renegados" se les fue la mano al instruir a sus "curas menores" para que arremetieran contra los ricos, contra las universidades católicas, contra la prensa y contra su propia clase obispal, diciéndole a los compañeros obispos que son compinches y lambones de los poderosos y que tienen que acercarse al pueblo. Y ciertamente, a muchos les sirvió el sombrero por vivir encaramaos en helicópteros ajenos.
Pero se les olvidó que ellos y su madre, la Iglesia, son el mismo "estatu quo", y que viven de los bolsillos de los dueños del país, del "estatu quo", se les olvidó que las clases no se suicidan, y que cristo jamás fue un revolucionario, como les advirtió el Panzer Ratzinger.
No nos obremos: Una cosa es que juguemos con las fuerzas políticas para columpiarnos como payasos equilibristas de circo entre el pueblo y los ricos, como forma de guardar las santas apariencias ante los pobres; y otra cosa es irse de un lado y atacar a las clases dominantes del país y a sus compinches mitrados para "usarlos de condón", de chivo expiatorio y congraciarse con el pueblo ¿O acaso se les ha olvidado que tenemos en el trono a un Ratzinger fundamentalista y celoso que nos romperá las campanas? Obispos flojos de la élite que apoyaron el blasfemo sermón, esperen desde Roma su jalón de sotana y su estirón de orejas, muy pronto los declararán "Emérito" por haber permitido esta rebelión contra la Iglesia y contra los ricos que la apuntalan.
Eternos aliados del estatu quo
Conocen la historia y saben que son solidarios del acuerdo imperial que los sucesores de Pedro pactaron con Constantino (con el estatu quo), heredan y disfrutan de sus jugosos beneficios materiales; y aguanten , aguanten las críticas que ellas no son más que las miserables secuelas espirituales y morales de aquel diabólico pacto ; de allí surgieron muchas de las penurias populares que hoy denuncian y critican de la boca para afuera (la ignorancia, la superstición que auspician desde remotos tiempos) porque, como cautivos de Roma que son , jamás sus espíritus se atreverán a rebelarse a favor del pueblo, están condenados a negar a Cristo y a convivir con los poderosos para recibir sus migajas. Sólo les queda el teatro: llorar sobre las tablas de los altares sordos diciendo palabras huecas que jamás escucharán en Roma.
A los curas de abajo
En cuanto a ustedes, no se dejen utilizar y no se dejen llamar "Curitas grajosos de la gleba", porque, muy al contrario de lo que piensan ellos, ustedes son los verdaderos obreros, los dignos empleados sumisos de la multinacional elitista romana, los "rogelios" y monjitas que sostienen al Vaticano con el sudor de sus lenguas ensotanadas (como si la lengua sudara).
Pero no la metan tanto, aprendan de algunos de sus obispos y dejen de azotar a las gentes, dejen de estar pajareando o enamorando muchachitas del barrio, que están desacreditando a la Iglesia que los ven tomando cervecitas.
Tampoco sigan soñando con implantar en la tierra de Duarte a la "Verdadera Iglesia de Cristo", porque ella murió en el 325 cuando se la vendieron al Emperador Constantino el Grande, en aquella ocasión sus obispos firmaron un contrato con Satanás y sus huestes y no con el Espíritu Santo; lo afirma su propia historia y todavía permanece vigente.
Pero quizás se empantalonan y se le monta Dios, y los rescata de la esclavitud del Faraón de Roma; quizás dentro de pocos años los veremos en sindicatos y en huelgas de curas que, en vez de diezmar a los ricos de aquí, les reclaman beneficios y prestaciones laborales a sus amos del Vaticano…exigiéndoles democracia y derechos elementales , y algunos estados financieros para ver si los "portadores de la verdad" los están engañando en el banco Ambrosiano, como denuncian ustedes de los bancos y las telefónicas de aquí , que tienen al pueblo jodido y engañado.
La milagrosa ARS de Roma
En cuanto a las ofertas de salud, será mejor que denuncien a su propia ARS, la falsa y milagrosa comercializadora de salud, sí ésa misma, la que nos pone a orar a los Santos sordos que no quitan ni un simple catarro; a pesar de que los rezadores les encienden velas y pagan sus diezmos mensuales para que les curen enfermedades. Y no me vengan a decir que no leemos las letras chiquitas del contrato donde dice que "por no tener suficiente fe no nos curan los santos".
Y les digo: Cuídense de la política en tiempos de elecciones, que aquí todo el mundo sabe que los obispos pastores son criadores de ovejas y que no existe nadie quien tenga más "chivas para amarrar" que nuestra Iglesia bicéfala.
¡Compai obipo, dele comida a lo’pichone que’tan gritando con fueiza!