Trate de imaginar el perfil de la economía dominicana sin el lavado de dólares provenientes de mil diabluras: narcotráfico local e internacional, corrupción de aquí y de allá, contrabando de lo que usted quiera, ventas ficticias de todo tipo de artículos de lujo, transferencias bancarias procedentes del misterio, diez bancas de apuestas por kilómetro cuadrado, casinos que cada día reportan cualquier cifra mayúscula… y etcétera, etcétera. (Es más, no imagine nada, ni pregunte nada, ni escarbe en las estadísticas. Simplemente acepte que, según Valdez Albizu, seguimos creciendo a un sospechoso 7 por ciento anual).