¡Ay, qué rico debe ser dormir en una blanca nube ergonómica, de esas que flotan del Atlántico al Pacífico y nunca se devuelven! ¡Oh, que frescura ha de dar el batir de alas de quince mil querubines en el meridiano solar de la Corte Celestial!¡Ay, qué sensación de paz ha de dar al espíritu dormir en el regazo de una de las once mil vírgenes, mientras un coro de ángeles te canta motetes medievales al compás de cascabeles y liras de cristal!¡Ay, qué sensacional ha de ser vivir eternamente sin elecciones ni candidatos, porque hace tiempo que Dios decretó que allá sólo puede hacerse campaña en el infierno!