En el  mes de noviembre se rememora a nivel internacional el día de la Eliminación de la Violencia en contra de las Mujeres, esta fecha fue acatada por la ONU, en torno a la conmemoración de la muerte de las Hermanas Mirabal. Quienes fueron cruelmente desaparecidas un 25 de noviembre de 1960, en el régimen de la dictadura de Trujillo, en la República Dominicana. Su oposición a la rudeza del régimen no las dejó tranquilas, más bien las llevó a la búsqueda de algo nuevo, justo y libre; acción que le arrancó su vida física.

Una frase que ha trascendido en el tiempo es la que pronunció Minerva Mirabal: “Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”. En realidad, así ha sido, esta memoria de las Mirabal no sólo ha impactado en la República Dominica, sino también en el mundo.  El impulso de Patria, María Teresa y Minerva Mirabal sigue en el espíritu de las mariposas, promoviendo el símbolo de la libertad y de la paz. Y si bien es cierto, que la manifestación de acciones violentas  sigue presente en mujeres, hombres, niños y ancianos; también es cierto, que la conciencia por la cultura de paz nos mueve hacia el despertar con más fuerza cada día.

Luego de muchas manifestaciones en América Latina y el Caribe a  favor de la eliminación de la violencia en contra de las mujeres, y  en memoria  de mujeres caídas, tal es el caso de las Hermanas Mirabal, en 1999 en  una jornada de reivindicación fue asumido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su  resolución 54/134  del  17 de diciembre de 1999,  la declaración del día 25 de noviembre como día Internacional de la eliminación de la violencia en contra de las mujeres; en esta resolución se hace la  invitación a todos los gobiernos, organizaciones y sociedad civil a trabajar el tema de la no violencia en contra de las mujeres. (https://es.m.wikipedia.org).

Esta invitación a trabajar la cultura de paz ha de implementarse  desde el sistema de familia, pues como es sabido, la sociedad es la suma de todas las familias y lo que se muestra en la sociedad es lo que sale de las familias, y lo que se genera en las familias es fruto en buena medida de lo que se vive en la sociedad.

El sistema familiar y  la cultura de paz

Es en el  interior de cada familia donde se fomentan los aprendizajes sobre la cultura de paz. Y en qué consiste una cultura de paz? Aunque es  complejo definir la paz como un concepto unidireccional, se puede decir que esta consiste en la vivencia y experiencia de una cultura bañada por los valores positivos, ya que la paz es una manera de interpretación de las relaciones sociales, es una forma de re solucionar los  conflictos, es vivir, pensar y sentir en paz.  En ese sentido la paz, no consiste en ausencia de guerra, es más bien la manifestación de valores, de integración en las relaciones humanas, es la presencia de la armonía a  nivel integral. Vista de esta forma conecta con el Shalom, que es  paz,  salud,  bienestar,  integridad…

La cultura de paz, como   invitación y práctica fue aprobada como resolución a finales de los años 90, por la ONU. Y aunque todavía  no se ha erradicado la violencia en las familias, países y personas, también es cierto que, son muchas las actividades que se implementan a favor de esta manera de vivir, es decir,  la invitación sigue presente y la conciencia se va despertando.(https://www.oei.es)

En relacion a la cultura de paz  Gandhi expresó: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”. La paz es el camino que permite cultivar unas mentes y corazones con deseos de paz,  miradas  y acciones  de paz.

La familia es responsable de la formación para la paz y  es preciso construirla con acciones claras, pues lo que afecta a la paz es fino y sutil, por eso,  es tarea de la familia dedicar horas a trabajar la paz, y así se convierte en quehacer y  cultura de paz,. ¡Queremos vivir en paz!