Aunque usted no lo crea, desde que apareció el hombre el “virus informático” ha existido en este mundo, utilizado y propagado por el mismo hombre para alterar el buen funcionamiento de su mente con el fin de anular su propia racionalidad, la facultad evolutiva que desde siempre le ha permitido ver el mundo como es, objetivamente, sin prejuicios, sin magia, sin mitos y leyendas.

Y es que el sentido de lo real ha sido desde siempre una molestia para muchos y, en especial, para quienes, sintiéndose frágiles y débiles, evaden enfrentar la cruda realidad final que se le muestra inexorablemente: la muerte, el polvo, la nada, el olvido. 

Pero, ese afán por evadir la realidad y por crear a Dios parece haber surgido como un mecanismo de supervivencia de la especie, en un estadio evolutivo en que se necesitaba de ese “remedio espiritual” para evitar la extinción de la especie humana al perder el entusiasmo de existir en este mundo, desilusionada, cansada del maltrato que le prodigaba la naturaleza, cada hombre, con gran necesidad de saberse inmortal para evadir la muerte.

De esto se trata, de la FE y el CREER, de un “virus informático” que los hombres buscan recibir y que los sacerdotes comercian y propagan prodigiosamente, para anular la razón, para evadir la realidad y poner a los adeptos a “creer”, a “tener fe’ y certidumbre en la existencia de una vida después de esta vida, lo que muchos quieren y anhelan… Demanda y oferta

Y así surgió la FE, el CREER, el elemento evolutivo sicológico que desde entonces le ha permitido al hombre vivir con esperanza y evadir la cruda realidad de la muerte que le espera.

De eso se trata, de la Fe y del CREER, de un mecanismo evolutivo natural que ha de proporcionar la paz a los débiles hombres.

Y pasó en tiempo, y a la demanda le siguió la oferta, por lo que surgió una casta de programadores clericales, de magos mercaderes de falsas esperanzas que le facilitaron al hombre el creer en mundos imposibles, lo que buscaba ciertamente.

Y la Tierra se colmó de sacerdotes engañifas y engañados que curaban estas desconsoladas almas instalándoles un virus informático especial que les anulaba la razón para permitirles vivir en un mudo de ilusiones: de la Fe y el CREER, de esto se trata.

Expertos en la mente humana, los sacerdotes de la magia habían sido capaces de diseñar e instalar un virus capaz de alterar el normal funcionamiento del ordenador cerebral sin el permiso del usuario, un virus capaz de reemplazar todo archivo ejecutable, capaz de bloquear toda propuesta que llegase cargada de realidades incontestables.

Generando así un tráfico inútil, alojado en su memoria RAM, de funcionamiento simple y que, sin permiso del usuario, ha de tomar el control de los servicios básicos del sistema operativo, infectando la razón, el único programa antiviral natural capaz de eliminarlo y de impedir que se grave en el disco y se replique.

De esto se trata, de la FE y el CREER, de un “virus informático” que los hombres buscan recibir y que los sacerdotes comercian y propagan prodigiosamente, para anular la razón, para evadir la realidad y poner a los adeptos a “creer”, a “tener fe’ y certidumbre en la existencia de una vida después de esta vida, lo que muchos quieren y anhelan… Demanda y oferta.

Se sabe que el más peligros de estos virus fue propagado por el Imperio Romano al fundar y financiar a su Iglesia Católica, el cristianismo católico que, al infectar la razón de sus propios ciudadanos pensantes y libres, arruinó el Imperio. De donde surgió el virus que luego arremetió sin piedad a los pueblos de la Media Luna, ambos de origen hebreo, los pueblos de Abraham, los originarios diseñadores de esta vieja especie de virus informático religioso que los débiles hombres demandan. De esto se trata.