No hay que ser una pitonisa para saber que el objetivo no es Félix Bautista, sino su jefe político, el expresidente Leonel Fernández. Bautista es beneficiario de su cercanía a Leonel, pero también es víctima: hieren uno, para que sangre y muera el otro. Fernández encabezó una actividad política el domingo y se da la “coincidencia” que horas después le estaban sacando un expediente de corrupción al senador Bautista.
Hace un tiempo Fernández comenzó a hablar que “los vientos soplan…” y le sacaron el expediente de Diandino Peña, exdirector de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret), y el Metro de Santo Domingo. Parece que la campaña electoral a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se inició y será implacable. ¿Cuál será el próximo expediente?
Pero no es tampoco que Leonel, Félix, Diandino u otros, sean la reencarnación de la santa Madre Teresa: son políticos y saben el terreno pantanoso donde se mueven: saben que la lucha por el poder no es limpia. En la guerra política, ellos también golpean sus enemigos. A mí lo que me conmueve, en el fondo de mi alma, es la familia de Félix, a la que, al incluirla en esa batahola, se le violan todos sus derechos humanos. Se le está causando un daño emocional, que solo Dios sabe el desasosiego en que están, a pesar de que no han hecho ningún mal y no deben pagar ninguna deuda con la sociedad.
No entiendo por qué retirar la visa norteamericana a niños de dos y tres años, a la esposa. Con esto se expone EE.UU. a una demanda internacional por violación de los derechos fundamentales. Que culpa tiene un inocente niño de que su padre sea culpable o inocente en un proceso determinado. Y si los hijos llegan a la mayoría de edad tampoco se le debe arrastrar en ningún proceso de sus padres, ya que la responsabilidad penal es independiente.
A todo esto, me preocupa la mentalidad de colonia gringa que tienen los dominicanos. En una muestra de genuflexión, servilismo, arrodillados, aplauden y justifican que a un dominicano y sus familiares los humillen las autoridades norteamericanas.
Repito lo que ya he dicho en este mismo diario: la corrupción es un cáncer que daña todo lo que toca. Su combate debe nacer de iniciativa propia, no del supuesto interés del gobierno norteamericano de “resolver” el problema a los dominicanos, “sancionando” a tal o cual político. El viejo cuento del burro diciéndole orejón al conejo: los gringos son mil veces más desvergonzados, corruptos y corruptores que los dominicanos. Han patrocinado los peores grupos terroristas. La historia está ahí.
A nadie más que a nosotros mismos nos puede doler nuestra Patria: “dolor ajeno no quita sueño”. Por simple lógica, Estados Unidos pelea por sus intereses. Nosotros debemos defender los nuestros.
Manipulación
Es muy poco lo que se puede decir sobre Francisco Domínguez Brito, acusado por Bautista de ser, cuando era procurador de la República, el que mintió y manipuló ante el Departamento de Estado de EE.UU. para que le retiren el visado. Está totalmente descalificado para hablar del tema corrupción, pues cuando fue procurador nunca ejecutó una política efectiva contra ese cáncer. Por el contrario, utilizó la posición para que, de forma baja, actuando como un peón, un sector del PLD destruyera a otro.
Cito dos casos: según el periodista Marino Zapete, cuando Domínguez Brito llevó a los tribunales a Bautista y le embargó los bienes, lo hacía chantajeando para que Fernández desistiera de su aspiración presidencial; y agrega que cuando tuvo la oportunidad de impedir que la Suprema Corte archivara el expediente contra Félix no lo hizo, sino que huyó como un cobarde. Yo agrego que fue Domínguez Brito, siendo procurador, el que creó las condiciones para que llegase al país el narcotraficante Quirino Ernesto Paulino Castillo y la emprendiera contra Leonel. Domínguez Brito y EE.UU. tienen la misma “moral” contra la corrupción.