Cuando hablamos de estafa, estamos haciendo referencia a la obtención de riquezas a través de un ardid o una trampa, cometiendo un delito mediante el abuso de confianza o la mentira. La estafa es un delito que se comete contra el patrimonio o la propiedad de una persona, perpetrado por medio del engaño, lo cual se consigue haciendo que la víctima crea en algo que no es verdad. Si se define jurídicamente la estafa, se dice que es un engaño acompañado de ¨acto de disposición patrimonial, perjuicio y ánimo de lucro, a los que se añade el nexo causal y demás exigencias típicas de la imputación objetiva¨.

A pesar de que la estafa es un delito, en nuestra sociedad dominicana, apenas salimos a la calle y sin darnos cuenta, estamos siendo estafados de cualquier manera. Esto así porque las personas no cuentan con un medio de vida seguro, y se ven conminados a engañar y estafar a los demás para poder conseguir la subsistencia. Pudiera parecer que estamos justificando la ejecución de este delito, pero no es así. Lo que quiero significar es que la sociedad se ha despreocupado de tal manera por el cumplimiento y respeto de las leyes, el respeto al derecho al trabajo de las personas, que el engaño y la estafa surgen como la opción más asequible frente a la situación de indefensión o inseguridad social.

Pero la estafa no solo se lleva a cabo como única opción para la subsistencia. también es la forma en que se vislumbran oportunidades para hacerse de medios económicos de forma fraudulenta. Para que el engaño que acompaña la estafa pueda  tener lugar, deben existir elementos sociales específicos. El término engaño proviene del latín ingannare, que significa dar a la mentira la apariencia de verdad. Para hacer posible el engaño, la verdad debe ser disfrazada o encubierta, distorsionada con hechos inexistentes o irreales. Los elementos sobre los cuales se fundamenta esta distorsión de la verdad son la fidelidad, la confianza y la responsabilidad. La fidelidad está relacionada con la lealtad hacia una persona, La responsabilidad otorga capacidad a la persona para aceptar y reconocer las consecuencias de sus actos. Existe un elemento de abuso de confianza cuando se ejerce el engaño sobre una lealtad que puede tener bases subjetivas en la relación entre las personas, que pueden ser familiares o no.

En diferentes países del mundo, en Estados Unidos e Italia, se citan casos de estafas empresariales de cuantiosas sumas. Dichas acciones delictivas fueron revisadas en sus orígenes y dieron pie al establecimiento de sistemas jurídicos de control para la ejecución de dichos actos. En Dominicana en cambio, si hablas con un abogado de la ejecución de una estafa, de lo que te habla como opción legal para subsanar el perjuicio es el establecimiento de un proceso judicial llamado QUERELLA, mediante el cual la persona que ha sido perjudicada por un delito, debe ir a demostrar dicho daño. No entienden los abogados que debe existir, como en los Estados Unidos, por ejemplo, un sistema jurídico QUE EVITE QUE LA ESTAFA SEA LLEVADA A CABO. El sistema judicial dominicano solo subsana el delito, pero lo promueve, en todas sus formas y manifestaciones, porque no hay un sistema legal de prevención del delito.

La pregunta es POR QUÉ ESTO ES ASÍ. Sería un tema de estudio sociológico y antropológico el empezar a dilucidar por qué somos engañados y estafados en todos los aspectos de nuestra vida, comenzando por el hecho de que no podemos confiar ni siquiera en nuestra propia familia, ni en las Iglesias, ni en las instituciones estatales cuyo funcionamiento violatorio de las leyes perjudica los derechos de los ciudadanos para beneficiar a otros que no lo tienen. El propio hecho de creer que vivimos en un Estado de Derecho es una gran estafa, una mentira convertida en verdad como lo dijo el señor Goebbels: ¨¨Si se repite una mentira muchas veces, terminará asumiéndose como verdad¨¨. No podemos seguir viviendo siendo estafados. Me niego a seguir aguantando que la vida se convierta en un dime y direte para defender tus derechos cuando el engaño se ha convertido en la opción de vida más fácil y socorrida para responder a la subsistencia o a los requerimientos del mercado. Debemos imponer que la ley defienda la probidad, y no que promueva el delito. Trabajemos por ello.