La contienda más larga de la humanidad se desplaza en combate desigual por conservar la vida de los hombres, la existencia en paz de las sociedades, y enfáticamente por la libertad; que es como pelear por lo más hermoso de la organización social: la Democracia. Concepto que parte con los famosos griegos en su magnífica cultura por conservar las instituciones que les eran propias en su sistema político, descrito por su encumbrado genio Aristóteles en su texto Política, Politeia. Posterior a sus enseñanzas científicas aparecieron en el escenario europeo, los clamores revolucionarios de los ilustrados franceses, en las ideas y obras de Montesquieu, Rousseau, Diderot, Robespierre, abanderados del espíritu del pueblo francés, que término tomando la Bastilla y aplicando la guillotina a los Reyes para fulminar la Monarquía e implantar con letras de oro a todas las naciones los principios de: fraternidad, libertad e igualdad, tal como lo expresa su escudo sacrosanto.

Era el arranque de un nuevo e impostergable estilo de darse la condición,y que se hizo universal, de ser libre con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del ciudadano en 1789 en la Francia racionalista y que plasmaron en su Carta fundamental; una Carta cuyo contenido fundaba la ingente democracia, que recorrería los suelos de otros pueblos europeos, empuñando en sus manos la antorcha de la libertad, que con su fuego libertario hubo de llegar a América Latina, comenzando por la tierra de Toussaint Louverture, que declaró su independencia en 1804, por Jean J. Desaliñes, primera en estas tierras que recibirán el nombre de Latina. Puesto que Estados Unidos del Norte ya lo había hecho en 1776, con la Declaración de Filadelfia liderada por Thomas Jefferson; acontecimiento que no pudo contener la esclavitud de los negros en la gran Nación que surgía.

En las décadas subsiguientes de América Latina, siglo X1X, irrumpieron con estallidos independentistas la mayoría de naciones americanas, sólo Cuba había permanecido colonizada y se inserta en el coro de la libertad en 1898, mientras desafortunadamente la tierra de Hostos y Betances, Puerto Rico, quedo colonizada bajo el Estatuto de Estado Libre Asociado a Estados Unidos del Norte. Una vez lograda su independencia respectiva de estos pueblos, hubo que reiniciar una cruenta jornada de lucha porque una vez sentados muchos de los protagonistas en el poder se comportaron como dictadores o autócratas contra sus gobernados y el inmenso Bolívar tuvo que reconocer en esta frase: los pueblos tienen los gobiernos que merecen. En el ejercicio de la política se inclinaron por desconocer la libertad de los gobernados, la democracia sufrió los desmanes de las botas o del déspota ilustrado desde el México de Porfirio Díaz, América de Sur, plagada de Dictaduras,hasta Centroamérica y el Caribe a finales del siglo X1X y buena parte del siglo XX. Ese fue el paradigma político vigente de entonces.

Cuando pasamos a la nueva Era de libertades, la democracia va imponiendo su impronta, en principio soportada por la libre expresión del pensamiento, la opinión y la prensa se manifiestan con cierta holgura, el libre tránsito se hace realidad, las sociedades instalan el liberalismo económico-social, liderado por los empresarios y el comercio, revuelta en neoliberalismo con la revolución tecnológica de estos tiempos; podemos apreciar que conviven esas libertades conquistadas históricamente, pero instalamos una democracia desigual socialmente reconocida en los textos oficiales del Estado; se impone la corrupción, la injusticia y los privilegios de un sector al resto de la sociedad y particularmente a los más vulnerables. De manera, que ahora la línea de mando es lucha contra la corrupción, la independencia del poder judicial y la implantación de la equidad social y de género. Indicadores que nutren a la democracia con la finalidad de elevar la calidad de vida de sus ciudadanos y hacerlos dueños de su propio destino, de su persona libre, no esclavizado por dádivas que matan su condición humana.

Resulta desastroso para un ser humano recibir una dádiva o entrega a cambio de su voto, esto es vender su conciencia; nos imaginamos que sufre una conmoción en su mente porque no puede valerse de sí mismo para ser dueño de su voluntad, de su ser libre que por naturaleza le corresponde, tal como lo proclamo Jacobo Rousseau en su Emilio o Sobre la Educación. Una persona que no ejercita su libre determinación, sino que esta sujeto a la voluntad de otro, se constituye en esclavo porque entrega sus acciones al amo. Guillermom Hegel, filósofo alemán, nos predica sobre la esclavitud, que tan esclavo es el esclavista ( amo), que no llega a entender en su mente infeliz que el otro haz de ser libre. Y un banquero dominicano muy progresista hará unos 20 años, expreso que el corruptor es ta corrupto como el corrompido. Saquen sus conclusiones en una selva donde la corrupción campea como verdolaga, de gente que no esperábamos dos décadas atrás, y es lo que está en juego en las elecciones de este domingo, que atemoriza a sectores políticos, ya no sólo por la epidemia, sino por un asunto de impunidad.